martes, 16 de septiembre de 2008

LA HOMOSEXUALIDAD Y EL CARDENAL NEWMAN

Estoy en estos días leyendo un libro de Jean Guitton en el que las referencias al cardenal Newman (anglicano converso y cuya causa de beatificación se está siguiendo en la actualidad) son constantes. Por ello me han llamado la atención algunas opiniones vertidas sobre su supuesta homosexualidad...

Para su principal biógrafo, Ian Ker, la afirmación de que el cardenal J.H. Newman podría haber mantenido una relación “algo más que amistosa” con su asistente –el sacerdote Ambrose St. John- no tiene fundamento.

Sus declaraciones –aparecidas en el diario L’Osservatore Romano- responden a declaraciones de lobbies homosexuales, y la polémica se desató con la decisión del Gobierno británico, el pasado 26 de agosto, de permitir la exhumación del cuerpo del cardenal con vistas a su futura beatificación, ya que Newman pidió ser enterrado junto a su asistente, el sacerdote Ambrose St John.

Para Ker, esta última voluntad del cardenal no constituye una prueba de su homosexualidad, y pone el ejemplo de otros casos como el del escritor Clive S. Lewis, que quiso ser enterrado con su hermano, o el de Dorothy Collins, secretaria de los Chesterton, cuyos restos reposan junto al matrimonio.

El biógrafo de Newman recuerda que Ambrose St John fue muy amigo del cardenal y estuvo a su servicio durante treinta años.

"Newman se sentía responsable de su muerte, porque le había pedido traducir la obra del teólogo Joseph Fessler sobre la infalibilidad en la línea del Concilio Vaticano I, una última tarea que resultó demasiado pesada para él, ya sobrecargado de trabajo".

Ker recuerda que St John "fue el colaborador más estrecho de Newman durante el difícil periodo de la fundación del Oratorio de San Felipe Neri en Inglaterra, y en todas las sucesivas tribulaciones de Newman como católico".

Sobre las razones contrarias a la exhumación que aducen el respeto a la última voluntad del cardenal, el biógrafo explica que Newman "insistía siempre en que todos sus escritos podían ser corregidos por la santa madre Iglesia".

"Si la autoridad eclesiástica decide trasladar su cuerpo a una Iglesia, la respuesta de Newman sería sin duda que su último testamento, como todo lo que había escrito, lo había escrito bajo la corrección de una autoridad más alta", añade.

El cardenal Newman (1801-1890) está enterrado en el pequeño cementerio de Rednall Hill, en los suburbios de Birmingham, junto con su inseparable amigo Ambrose St. John, converso al catolicismo al mismo tiempo que él.

El purpurado, el más famoso converso inglés al catolicismo romano en el siglo XIX, fue en su etapa como anglicano una de las figuras principales del Movimiento de Oxford, que trató de aproximar la Iglesia Anglicana de Inglaterra a sus raíces católicas romanas.

Tras la aprobación de un milagro atribuido a su intercesión, la Santa Sede pidió al Gobierno inglés la exhumación del cuerpo y su traslado al Oratorio San Felipe Neri de Birmingham, dentro de los requisitos del proceso de beatificación.
El celibato, un "sacrificio"

En lo tocante a la polémica sobre su orientación sexual, Ker relata cómo Newman, al realizar su personal voto de celibato a los quince años, hablaba de ello como un "sacrificio".

"No es necesario recordar que en aquella época no existían 'uniones civiles'. Newman, naturalmente, hablaba del matrimonio con una mujer y del 'sacrificio' que el celibato comportaba", añade.

Veinticinco años después, Newman se preguntaba por el "coste" de esta decisión, explica Ian Ker. Tras la grave enfermedad que padeció en Sicilia, Newman escribió: "Mientras escribo me asalta un pensamiento: ¿para qué escribo todo esto? (...) Sería el tipo de atención que puede dar una mujer y nadie más, y esta atención, así sea, nunca me será dada. (...) Dejo libremente la posesión de este afecto que, lo siento, no me ha sido y no me puede ser dado".

"En estas frases conmovedoras, escritas cuando todavía era ministro de la Iglesia de Inglaterra y plenamente libre de casarse, vemos el total empeño de Newman en la vida de virginidad a la que se sentía llamado de forma inequívoca, pero podemos advertir el profundo sufrimiento que sentía al renunciar al amor de una mujer en el matrimonio".

Estas reflexiones me han hecho recordar otras del P. Cantalamessa sobre la serie televisiva “Francisco y Clara”, de Fabrizio Costa, emitida en la R.A.I. el otoño pasado.

Por su especial belleza y puesto que algun@s de vosotr@s seréis nuevos en este blog, he pensado en la conveniencia de repetir su publicación…
… pero éso tendrá que ser mañana…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No sé que tendrá el cardenal Newman pero tiene una legión de fans que parece va en aumento, es algo así como un cardenal “de culto”, y nunca mejor dicho. Sus homilías son leídas con piadoso fervor.

Su tendencia sexual no me quita el sueño ni mucho ni poco, pero se comprende el temor de algunos: tendría guasa que canonizaran a un gay.

Anónimo dijo...

Tienes razón. Yo también me propongo la lectura de su Apología, obra en la que al parecer discurre sobre “ese acuerdo improbable” que mantendría S. Agustín entre las instancias –es decir, las plegarias- y las circunstancias –es decir, los acontecimientos-…

A mí tampoco me da nada de guerra su condición sexual, pero parece que la Santa Sede considera conveniente su traslado…