lunes, 20 de octubre de 2008

CURAR A LOS ENFERMOS, PERO SIN ELIMINAR A NADIE

El sábado estuve viendo La Noria, y -dentro del programa- escuchando al P. Apeles opinando sobre el tema del uso de bebés-medicamento. Cuando comencemos a charlar sobre ello os diré cuáles fueron sus opiniones, pero de momento os voy a dar a conocer –supuesto que no la hubierais tenido aún a vuestro alcance- la nota de los obispos españoles sobre este tema. Dice así:

Nota de la Secretaría General de la Conferencia Episcopal Española. Aclaraciones sobre los hechos implicados en el nacimiento del llamado primer “Bebé Medicamento”

“El pasado 12 de octubre nació en Sevilla el primer bebé seleccionado para curar a su hermano, que sufre una enfermedad hereditaria, la beta-talasemia major, anemia congénita severa que le obliga a someterse a constantes transfusiones sanguíneas.

Mediante la técnica utilizada, el diagnóstico genético preimplantacional, los embriones obtenidos a través de la fecundación in vitro son examinados para seleccionar aquellos que no sean portadores del factor genético que puede dar lugar al desarrollo de la enfermedad heredada. Entre los seleccionados, se implantan en el útero materno aquellos embriones que presentan el perfil de compatibilidad genética más adecuado con el hermano enfermo. Los demás son destruidos o congelados.

Conviene aclarar al respecto las implicaciones morales que no han sido señaladas estos días por algunos medios de comunicación social.

Se ha puesto el énfasis en la feliz noticia del nacimiento de un niño y en la posibilidad de la curación de la enfermedad de su hermano. Expresada así, la noticia supone un motivo de alegría para todos. Sin embargo, se ha silenciado el hecho dramático de la eliminación de los embriones enfermos y eventualmente de aquellos que, estando sanos, no eran compatibles genéticamente.

El nacimiento de una persona humana ha venido acompañada de la destrucción de otras, sus propios hermanos, a los que se les ha privado del derecho fundamental a la vida.
Se ha calificado el hecho como un éxito y un progreso científico. Sin embargo, someter la vida humana a criterios de pura eficacia técnica supone reducir la dignidad de la persona a un mero valor de utilidad. Los hermanos a los que se les ha privado del derecho a nacer han sido desechados por no ser útiles desde la perspectiva técnica, violando así su dignidad y el respeto absoluto que toda persona merece en sí misma, al margen de cualquier consideración utilitarista. Por su parte, el hermano que finalmente ha nacido ha sido escogido por ser el más útil para una posible curación. Se ha conculcado de esta manera su derecho a ser amado como un fin en sí mismo y a no ser tratado como medio instrumental de utilidad técnica.

Conviene recordar a este respecto el documento de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, del 30 de marzo de 2006, Algunas orientaciones sobre la ilicitud de la reproducción humana artificial y sobre las prácticas injustas autorizadas por la ley que la regularán en España, que señala la injusticia que se comete con los seres humanos producidos en el laboratorio, al ser tratados “como un mero producto conseguido por el dominio instrumental de los técnicos”. “La dignidad del ser humano exige que los niños no sean producidos, sino procreados (…). Por tratarse de una relación puramente personal –no instrumental- la procreación es conforme a la dignidad personal del niño procreado, que viene así al mundo como un don otorgado a la mutua entrega personal de los padres”. Respecto a la práctica de la que hoy hablamos, se dice también en el mismo documento: “Los planteamientos emotivos encaminados a justificar estas prácticas horrendas son inaceptables. Es cierto: hay que curar a los enfermos, pero sin eliminar nunca para ello a nadie. La compasión bien entendida comienza por respetar los derechos de todos, en particular, la vida de todos los hijos, sanos y enfermos”.

El hecho feliz del nacimiento de un bebé sano n o puede justificar la instrumentalización a la que ha sido sometido y no basta para presentar como progreso la práctica eugenésica que ha supuesto la destrucción de sus hermanos generados in vitro.

La Iglesia desea prestar su voz a aquellos que no la tienen y a los que han sido privados del derecho fundamental a la vida.

Con estas aclaraciones no se juzga la conciencia ni las intenciones de nadie. Se trata de recordar los principios éticos objetivos que tutelan la dignidad de todo ser humano.

Madrid, 17 de octubre de 2008”

A partir de este momento, queda abierto el debate.

Os espero.

23 comentarios:

Anónimo dijo...

Necesito reflexionar bastante sobre el tema,pero estoy segura q no estoy de acuerdo con la iglesia!

Anónimo dijo...

Para haberla hecho sin reflexión, parece una afirmación muy arriesgada, ¿no crees, querida Martika?...

Verás:

Pese a que no es probable que le des la razón por lo que dices, el P. Apeles razonaba del siguientre modo:

En primer lugar, argumentaba que el hembrión es un ser si no independiente en ese momento de la madre, sí individualmente considerable de ella, puesto que ya tiene un código genético propio diferente del de sus progenitores.

Otro aserto que a mí me pareció interesante, es el que mantenía cuando hablaba de las madres de alquiler. En esos supuestos, el hembrión lo que hace es desarrollar una vida que tiene como propia, independientemente de su madre biológica y en otro útero del que sólo se sirve vamos a decir de sus condiciones ambientales.

Y el tercero de los argumentos -que a mí fué el qaue más gracia me hizo- fué el de lo moderna que es la creencia, puesto que es la ciencia moderna la que ahora viene a demostrar su certidumbre.

Por último te diré, querida Martika, que no es cuestión de estar de acuerdo o no con la Iglesia por el hecho de que diga una cosa u otra, sino de estar de acuerdo con Ella porque tenga razón en lo que dice, que es de lo que creo que se trata al afirmar que el hembrión es un ser humano en una etapa de su desarrollo desde el mismo momento de su concepción.

A ver si con este pequeño comentario se anima un poquito el debate...

Begoñi dijo...

Hola a todos,

Creo que mirar la cuestión con los ojos del corazón en lugar de los de la razón me ayuda a aclarar mi punto de vista.

Juzgar algo así desde las consideraciones intelectuales sobre lo que se considera o no vida; hablar de utilitarismo sin más como criterio de rechazo; condenar al sufrimiento a seres humanos -padres, hijos enfermos...- en nombre de unos principios generales, me parece una visión equivocada.

Echo de menos un esfuerzo por interiorizar el dolor creado por tantas enfermedades genéticas tremendas, que al dia de hoy no tienen cura. Quizá el dia de mañana haya otras soluciones, pero hoy por hoy parece que se ha hecho lo menos malo y con todo tipo de precauciones.

Anónimo dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con la Iglesia en que la vida no es un valor meramente instrumental, pero creo que en este caso pierde de vista los derechos en juego. Lo que pretende la Iglesia es que, tanto en el caso que ha salido recientemente noticiado como en cualquier otro que haya ocurrido o pueda ocurrir, los padres asistan impávidos al espectáculo de la agonía y muerte de su hijo o hija sin evitar lo evitable. Zanjar la cuestión equiparando los derechos del embrión con los de la persona me parece un error.

Sí es imprescindible no perder nunca de vista el alcance de lo que hacemos, saber que para salvar una vida hay que eliminar otras, que no es una cuestión banal, pero equiparar al mismo nivel unas y otras es perder el mundo de vista.

Me parece aplicable al caso la doctrina del estado de necesidad que permite hacer un daño menor del que se quiere evitar.

Anónimo dijo...

Esos son mis argumentos a favor del aborto, resumidos en varios puntos, después de varios años de analizar un tema tan polémico y que tantas disputas ha suscitado y sigue suscitando:



1- La moralidad o inmoralidad de los actos debe dirimirse en función del daño, perjuicio o mal que puedan producir a cualquier ser con capacidad de experimentar dichos males o perjuicios.

2- La muerte no puede producir ningún mal en quien la sufre o experimenta. Sólo puede producir perjuicios en los vivos, esto es, en los familiares o allegados del fallecido.

3- A partir de esas dos premisas, la muerte de un feto humano es tan inocua e indiferente como lo pueda ser de la de un insecto cualquiera.

4- Las consecuencias de la muerte son las mismas para el fallecido, sea éste una simple célula, un insecto, un feto humano como un ser humano adulto, es decir: la nada.

5- Todo derecho implica, necesariamente, el mismo derecho a lo contrario. El derecho a la vida implica el derecho a la muerte.

6- La decisión de ejercer un derecho pertenece exclusivamente al sujeto de derecho, salvo en aquellas situaciones en las que sabiendo la voluntad del sujeto, éste no pueda ejercerlo por sí mismo.

7- Si el feto tuviera derecho a la vida, sólo él podría decidir acerca de su existencia, por lo que la sociedad no podría decidir por él a no ser que supiéramos su voluntad.

8- En base a ese último punto, no puede esgrimirse el “derecho a la vida” como un argumento en contra del aborto, ya que quienes lo esgrimen dan por supuesto que el feto quiere vivir, algo que es completamente falso.

9- El derecho a la vida sólo puede surgir a partir del deseo consciente de vivir. Para ello, es necesario conocer la semántica o el significado de “la nada” o del “más allá”. Una vez que se conoce lo que es la muerte, se puede elegir entre vivir o morir.

10- Ningún animal puede tener ese conocimiento, por lo que ningún animal puede desear conscientemente ni la vida ni la muerte. (No confundir el instinto de supervivencia con el deseo consciente de vivir)

11- El feto humano es un animal irracional- en acto- como otro cualquiera, por lo que no puede desear ni la vida ni la muerte. El deseo que pueda tener un feto humano de vivir es menor, incluso, que el que pueda tener un insecto.

12- No hay ninguna justificación para conceder más importancia a un feto humano que a cualquier animal irracional, por lo que la muerte de cualquier animal del que nos alimentamos deberá considerarse de la misma manera que la muerte de un feto humano.

13- Sólo un irracional y etnocéntrico especieísmo puede ver a un feto humano como un ser de una categoría superior a un animal cualquiera.

14- Ni la vida ni la muerte pueden considerarse “a priori” como un valor en sí mismo, sino como un conjunto de vivencias y experiencias de las que no se sabe su calidad, sino en la medida que se van experimentando. Sólo al final de dichas experiencias –al final de la vida- cada uno de nosotros podrá calificar su experiencia –su vida- como positiva o negativa.

15- Si se considera la vida como un don especial o sagrado, deberá considerarse igual la vida de todos los animales. De lo contrario, se deberán aportar argumentos que justifiquen cualquier afirmación en otro sentido, como sería el que únicamente la vida de cualquier escalón evolutivo del ser humano es una vida digna de ser tenida en cuenta y no la del resto de animales.

16- La importancia de las cosas y de la vida no depende de ningún valor intrínseco, ya que no existen valores intrínsecos, sino que el valor depende de la subjetividad del que valora lo que es valorado. Así, pues, el valor que se le da a la vida de cualquier ser vivo depende de factores culturales completamente subjetivos que pueden ir cambiando según cambie la mentalidad y el contexto cultural e histórico.

17- El valor subjetivo que se da a la vida –sea ésta animal o humana- no implica ninguna merma de la dignidad, la cual es independiente del valor. Así, pues, un ser sintiente puede tener mucha dignidad y no ser valorado. Dicho de otra manera: que un ser no sea valorado por nadie no significa que no posea dignidad.

18- Defino “dignidad” como el respeto que se debe a cualquier ser con capacidad de sentir dolor o placer. Dicho respeto consiste en no infligir ningún mal sea éste físico, emocional o psicológico. Como decía en un apartado anterior, la muerte no puede producir ningún mal en el que la experimenta, por lo que la muerte no ataca la dignidad de ningún animal ni de ningún feto humano. Sí, en cambio, se ataca la dignidad de cualquier animal si dicha muerte es dolorosa.

19- Y, por último, una paradoja: el único derecho que tiene el ser humano que –en el caso de que se conculque o no se respete- no produce ningún perjuicio en el sujeto, es el derecho a la vida

Anónimo dijo...

¿Derecho a la muerte? ¡Qué creativo¡ Y yo que creía que los derechos sólo tenían sentido en relación a la vida.

Anónimo dijo...

Hombre, Martika, no estoy muy seguro de seguir tu razonamiento. La verdad es que da pereza leer algo tan largo.



Me temo que no te he entendido o no te has explicado. Seguramente lo primero.

No obstante y a priori, años de pensar sobre el tema no te han llevado muy lejos; y lo digo sin acritud.

Veamos:

PUNTO 1. Es a todas luces falso. Si yo consigo tus datos bancarios y te voy haciendo pequeños desfalcos de manera que no te enteres, esta serie de actos es intrínsecamente inmoral, con independencia de la percepción que tú tengas del asunto. Si piensas lo contrario, pásame tus datos bancarios por favor. Lo haré de forma suave para que no te enteres.

PUNTO 2. Tal y como está redactado, cualquier asesinato estaría permitido. Llegar a estas conclusiones morales hace dudar de que el camino sea el correcto.

PUNTO 3. La muerte de un feto nunca será tan inocua como la de un insecto, aunque sea por el hecho de que si no hubiéramos matado a ninguno de los dos, por un lado tendríamos una cucaracha o un mosquito y por el otro un hombre. Y no es lo mismo.

PUNTO 4. IRRELEVANTE. Como la consecuencias son las mismas, matarte a ti debería estar igual de penado que matar un insecto. Resulta que tú eres un ser humano que debe estar protegido por las leyes humanas, y el insecto no.

PUNTO 5. No entiendo de dónde sacas esa máxima generalizada. ¿El derecho a la educación implica el derecho a la ignorancia? ¿Existe un derecho a la ignorancia?

PUNTO 9. Según esto, un recién nacido tampoco tiene derecho a la vida, ni un niño hasta la edad de tener consciencia de lo que es la vida y la muerte. Pongamos tres años de edad. Herodes un principiante a tu lado.

PUNTO 10. Subestimas la capacidad de abstracción de los grandes simios.
PUNTO 11.- Vale, como el punto 9 para fetos a término, para recién nacidos y para tiernos infantes. Irracionales de narices todos ellos hasta cierta edad. de hecho el hombre es el animal más desvalido, prácticamente vegetal hasta cierta edad.
PUNTO 12. No hay por dónde cogerlo. Resulta que nosotros somos los legisladores, La ley es una norma que los humanos nos damos a nosotros mismos para vivir en comunidad. Para nosotros un feto nunca es igual que el feto humano de un animal, aunque biológicamente ambos sean embriones.
PUNTO 13. Más de lo mismo. No estamos hablando de biología, sino de leyes que los humanos nos damos a nosotros mismos. ¿Cómo no vamos a ser humanocéntricos cuando tratamos de legislar los asuntos humanos?.

Bueno, me he cansado. El resto sigue igual. Quien esto escribe es partidario del aborto. Quien esto escribe defiende la idea de una visión naturalística de la vida y del universo, sin recurso alguno a cuestiones sobrenaturales. Pero razonamientos como el de Martika pueden justificar cualquier cosa, y yo por ahí no paso.

Saludos a todos.

JML

Anónimo dijo...

Respecto a la cuestión original, curar a los enfermos, pero sin eliminar a nadie. De acuerdo. La cuestión es simplemente decidir si unas pocas células indeferenciadas es "alguien".

Desde cualquier óptica racional ajena a cuestiones religiosas ese alguien no existe, luego el tema debería estar zanjado. El tema que queda por zanjar es si lobbies y grupos de presión diversos deberían tener capacidad de influir en las decisiones de los gobiernos sobre cuestiones como esta. Yo opino que no. Un gobierno debe tomar las medidas que considere oportunas para gestionar lo público; y si lo hace mal, ya lo pagará en las próximas elecciones.

JML

Anónimo dijo...

Marta, ¿eres Martika? Creía que eres creyente, que ibas a la parroquia y que incluso alguna vez habías hablado de tu “conversión”. Si de verdad eres Martika, ¿puedes explicarme cómo se concilia ser creyente con la convicción de que lo único que nos espera después de la muerte es la nada y esa visión tan nihilista que expones?

Otra cosa, en el punto 9 afirmas que sólo cuando “se conoce lo que es la muerte, se puede elegir entre vivir o morir”. Supongo que no te has expresado bien y que querrás matizarlo ya que esa elección de la que hablas es claro que no es posible efectuarla después de haber conocido la muerte.

JML, desde cualquier óptica racional un feto existe desde que se le puede llamar feto, lo que no es racional es decir que no existe; otra cosa es que su existencia te parezca irrelevante.

Los grupos de presión existen y existirán siempre, incluso los que no nos gustan. Es más, me parecen la esencia del funcionamiento del sistema.

Anónimo dijo...

Hola Joaquim.
O no me has entendido o no me he explicado. Un feto o un embrión existe desde que podemos hablar de él. Evidente y tautológicamente. Lo que se trata es de decidir si es "alguien" o es "algo". Si estatus de existencia no está en discusión.
JML

Anónimo dijo...

Que un feto es algo también cae por su propio peso. Creo que lo que pretendes decir es si un feto puede ser titular de derechos; si los tiene en cualquier caso,si no los tiene en ningún caso o si depende del caso.

La regulación que desde 1985 nuestro Código Penal ha dado al tema me parece bastante correcta, si se aplicase, claro.

Anónimo dijo...

Hola Joaquim,como bien dices yo no tengo una vision tan nihilista de la vida y si q he sido una niña de parroquia. Y no estoy de acuerdo con lo q dice Marta,para dar su apoyo al aborto. Mi postura es mas cercana a la de Begoña Laca.
un saludo a todos

Anónimo dijo...

Pero qué de cosas han sucedido en el blog en 24 horas!...

Cuando he abierto la página esta mañana y he comenzado a leer los comentarios, lo primero que me ha llamado la atención ha sido una “h”... Os agradezco mucho que no me hayáis puesto en evidencia.

Una vez ofrecidas mis disculpas, os diré que todas las intervenciones me han resultado muy interesantes, aunque considero que hay un “antes” y un “después” de la intervención de Marta.

En realidad, es la primera vez que veo en directo elaborar toda una teoría en base a tratar de justificar un pre-juicio (la aceptación del aborto y/o de la eutanasia).

Si os parece, a partir de ahora trataría de hacer de moderadora; pero antes me gustaría exponer alguna consideración que vuestras argumentaciones me han sugerido.

Tu intervención me ha parecido preciosa, Bego Laka. Tienes razón: todo lo que es “sobre el amor”, ha de mirarse con los “ojos del amor”. De ahí es de donde surge la comprensión y la empatía.

Sin embargo, lo que nosotr@s comprendamos ha de estar de acuerdo con la realidad, que no es otra que la de que la Vida que nosotr@s compartimos sólo es de Dios.

No se trata, pues, de juzgar la actuación ni la intención de alguien que tuviera que tomar una decisión de este tipo, sino de asentar un principio básico y previo a cualquier deliberación que desde luego -por muy duras que fueran las circunstancias- debería informar nuestra conducta..

Ésto no quiere decir que la Iglesia pretenda que los padres asistan impávidos al espectáculo de la agonía y muerte de su hij@ sin evitar lo evitable -como decía Kowalski- sino que la Iglesia defiende los derechos de unos seres que aunque aún no hayan nacido, no son “células indiferenciadas” sino iguales a la “célula diferenciada” que ha tenido ocasión de desarrollarse y que a estas alturas lleva por nombre Javier.

Ahora tengo que dejaros, pero en cuanto pueda seguiré.

¡Hasta muy pronto!

Anónimo dijo...

Pues problema resuelto Martika. La cuestión es que cuando JML responde a Marta le llama Martika y me llevó a confusión, eso es todo.

Un saludo

Anónimo dijo...

Francamente, Marta, ¡has conseguido impresionarme!

Vamos a ir poco a poco y de acuerdo con los puntos que tú misma has establecido:

1.La moralidad o inmoralidad de un acto se mide en función de la adecuación del mismo a la Ley Moral Natural -una ley no escrita y que cada uno llevamos inscrita en el corazón-.

2.Muerte equivale a descomposición: a desaparición en el ser de quien estaba vivo, ¿no te parece suficiente pérdida?

3.El ser humano tiene capacidad de transcendencia. El insecto u otras formas de vida menos evolucionadas, no. Al interrumpir la vida de un ser humano, eliminas su capacidad de evolución de cara a la transcendencia, y éso es gravísimo.

4.La consecuencia de la muerte es la descomposición de las formas que adopta la materia y -en el caso de los seres espirituales- el paso a una dimensión trascendente que nos permite -en su caso- llegar a compartir la vida de Dios. Como ves, no es igual en uno u otro caso.

5.La vida es un don de Dios, Marta, y todos tenemos derecho a permanecer y a que no se nos prive de ella... Por lo demás, me parece buenísimo el ejemplo que pone Anónimo. Ahí se ve perfectamente claro la inconveniencia de lo que mantienes tú.

6.Por supuesto que es el titular de un derecho quien tiene la potestad de ejercerlo, pero me temo que en el caso de una vida humana, este derecho no es enajenable: únicamente es de Dios.

7.El feto tiene derecho a permanecer vivo. Ya es y existe, en un estadio u otro de su desarrollo. A la sociedad y a sus mismos padres, no les toca sino velar por ello.

8.Por supuesto que el derecho a permanecer en la vida justifica el rechazo al aborto, y por supuesto que el feto quiere vivir, puesto que vivir es lo que conviene a un ser vivo.

(Me temo que de nuevo me tengo que interrumpir. Luego sigo)

Anónimo dijo...

Como veis, vamos poco a poco...

9- Aquí te han contestado convenientemente tanto Anónimo como Joaquim. Tal vez quieras expresarte de otro modo. De no ser así, creo que no merece la pena insistir más en cuanto a lo del derecho a mantenerse en la vida, sea cual sea la edad y sean cuales sean las circunstancias de una persona. Sólo quiero decirte que no es lo mismo “la nada” que el “más allá”, y que la diferencia la marca la capacidad de los seres espirituales de transcender las limitaciones espacio-temporales que impone la materia.

10- Ha estado graciosísimo el comentario de Anónimo. Efectivamente, son distintas las capacidades. Pero hasta en la naturaleza racional el instinto de supervivencia cumple una función, aunque por un motivo u otro, la misma pueda ser despreciada.

11- Por supuesto que un feto humano pertenece a la misma especie que sus progenitores, es decir, a la de los animales racionales. Lo es, por tanto. Tiene las capacidades correspondientes a su momento de desarrollo “en acto” (puesto que de otro modo no sería) cosa que no sucedería -por ejemplo- en el supuesto de que se quisiera suicidar, puesto que la opción por el “no ser” ni se le plantea a una persona en plenitud de facultades.
12- También aquí pienso como Anónimo. El no distinguir cualitativamente entre un feto humano y un feto de cualquier animal irracional por mucho que ambos sean embriones, supone desconocer la diferencia entre las capacidades y la actividad desarrollada por los miembros de un hormiguero, y la que se lleva a cabo en el Museo del Louvre, por ejemplo...

13-¡Por supuesto que considero un embrión humano superior a un animal cualquiera -siempre que no sea también racional, claro está!- Pero no es que yo lo considere, sino que lo es, porque sus potencias son infinitamente superiores.

Me temo que de nuevo tengo que dejarlo aquí, ¡y no sabéis cuánto lo siento”!

A ver si a lo largo de la tarde/noche lo puedo terminar.

Anónimo dijo...

Aunque con un poco de retraso, trataremos de acabar esta mañana con las reflexiones sobre la intervención de Marta...

14- Verás, querida Marta: No considerar la vida como un valor en sí mismo, supone no darle a la vida la consideración que se merece, o dicho de otro modo, no interactuar con otr@s para participar de ella, y es precisamente “viviéndola” como se adquieren esas experiencias.

15- Toda vida es un don de Dios, sólo que hay diversas modalidades de compartirla -todas ellas relacionadas, éso sí- según las distintas naturalezas. La naturaleza humana incluye un co-principio espiritual (el alma) que relaciona al ser humano con otros seres espirituales y con Dios mismo, al tiempo que tiene también un co-principio material (el cuerpo) que le relaciona con el resto de los seres pertenecientes a la naturaleza material.

16- No estoy en absoluto de acuerdo con lo que dices, Marta: ¡claro que existen valores intrínsecamente buenos como el amor, la bondad, la belleza, y hasta la cerveza -creo que fue Anónimo quién sugirió este último elemento-!.
Los cristianos sabemos que el resto de la creación material está ordenada a la conservación y a la evolución en el ser de los seres humanos, y esa posibilidad de utilización en nuestro propio beneficio es invariable en cualquiera de las civilizaciones que quieran contemplarse.

17- La dignidad de un ser depende de su capacidad de ser, querida amiga. Tampoco hace falta que se la de nadie: la tiene, por el mero hecho de ejercitarla.

18- Como te he dicho antes, dignidad no es lo mismo que respeto. Respeto sería el reconocimiento explícito ante la dignidad supuesta o demostrada.

19- Me cabe la duda de que te esté interpretando bien, querida amiga. Tal vez quieras expresar este punto de otro modo...
Desde luego que todos tenemos derecho a poder vivir la vida, y que ésto no sólo no supone un perjuicio, sino que es una ocasión y un paso previo y necesario para llegar a disfrutar de la vida perdurable.

Si ésto es lo que has querido expresar, estoy completamente de acuerdo contigo, aunque no se...
… ¡espero tu respuesta!...

Anónimo dijo...

Ahora supongo que serán más light mis comentarios: Estoy de acuerdo contigo, querido Luis: los derechos sólo tienen sentido en relación con la vida.

Sin embargo, querido Anónimo, contigo no lo estoy tanto, puesto que yo mantengo que un embrión es y existe desde el mismo momento de su concepción. Por lo demás, aunque los lobbies ejercen su presión en un sentido o en otro, yo estoy de acuerdo contigo en que no debería de ser así en temas tan importantes como el del derecho a la vida -cuestión a mi modo de ver para nada discrecional, y totalmente independiente del resultado de unas elecciones-

Me temo, querido Joaquim, que fui yo quien indujo a error al confundir Marta con Martika en la primera de mis intervenciones. Desde luego, a Martika le pega mucho más un comentario del estilo de Bego Laka que del estilo de Marta.

Estoy de acuerdo contigo en que es imposible juzgar sobre la muerte tras conocerla...

Una cosita: ¿tendrás la bondad de aclararnos si un feto puede ser o no titular de derechos o en qué circunstancias puede serlo a la luz de lo que dice el artículo 1985 de nuestro Código Penal? (Supuesto que no sea demasiado largo, claro)...

Un cordial saludo para todos.

Anónimo dijo...

Perdón por el retraso. Procuraré ser breve. En 1985 se publicó la Ley Orgánica 9/1985 por la que se agregó el artículo 417 bis al entonces vigente Código Penal por el que se despenalizaba la práctica del aborto en los tres supuestos que todos conocemos: grave peligro para la vida o la salud física o psíquica de la embarazada, que el embarazo sea consecuencia de un hecho constitutivo de delito de violación o que se presuma que el feto habrá de nacer con graves taras físicas o psíquicas. El nuevo Código Penal de 1995 lógicamente derogó el anterior de 1971 pero mantuvo íntegramente la vigencia de su art. 417 bis.

Me preguntas en qué circunstancias un feto puede ser titular de derechos. La respuesta es: en las circunstancias que la sociedad, a través de sus representantes, estipule en cada momento. Actualmente en España, al menos en teoría, el feto es titular del derecho más fundamental de todos, el derecho a la vida. Así se pronunció el Tribunal Constitucional a resultas de los recursos que le fueron presentados tras la promulgación de la Ley Orgánica 9/1985, al afirmar que cuando el art. 15 de la Constitución dice que “todos tienen derecho a la vida y a la integridad física” incluye también a los no nacidos.

El derecho es el terreno más perfecto para decir digo donde antes se dijo diego, y además con argumentos sólidos, pero de momento la ley, y su interpretación jurisprudencial, protege (o debería) al no nacido al reconocerle el derecho a la vida (salvo en los tres referidos supuestos de fuerza mayor). Por tanto, mientras no se produzca la modificación legal que se cierne sobre el art. 417 bis del anterior Código Penal, todavía vigente, el no nacido es titular al menos de un derecho, el derecho a la vida. Otra cosa es si los encargados de garantizar tal derecho han hecho algo al respecto. Los argumentos de que el feto no es persona (algo evidente), carece de conciencia o es un amasijo de células sin importancia van empapando progresivamente la sociedad, por lo que creo que no tardaremos muchos años en ver cómo al no nacido se le acaba privando también del derecho a la vida, eso sí con argumentos muy sólidos.

Sólo un sintético apunte final: con machacona insistencia tenemos que oír que los contrarios al aborto son siempre personas religiosas y, por tanto, ajenas a la razón ilustrada de los que están a favor. Es claro que los creyentes deberían estar en contra del aborto (Gen. 9,5: “Y a cada uno de los hombres le pediré cuentas de la vida de su prójimo”) aunque afortunadamente no todos los no creyentes están a favor, a pesar de que pretendan hacernos creer lo contrario. En definitiva, creo que algo se está haciendo muy mal para que la posición de los contrarios al aborto, religiosos o no, esté siendo tan deformada.

Un saludo,

Anónimo dijo...

Tu intervención ha sido clara, concisa, y tan buenísima como siempre.

¿Pero por qué te resulta tan evidente que el feto no es persona, querido Joaquim?:

Yo creo que el feto es una persona en su proceso de formación, y dotada con unas capacidades proporcionales y correspondientes al mismo.

Mediante un aborto e interrumpiendo este proceso, interrumpes también la posibilidad de que su formación llegue a término, y de que llegue a actualizar sus capacidades superiores, ¿no crees?

Además, y aunque no pudiera ejercitarlas por alguna circunstancia -fuera cual fuera ésta-, lo que l@s cristian@s creemos es que la Vida no puede ser en ningún caso enajenada, puesto que -aunque nosotr@s la vivamos- lo cierto es que tenemos la vida por y para ser vividos por Dios.

¿Tienes algún criterio sobre esta idea?...

Anónimo dijo...

El feto humano tiene una dignidad superior a los demás gérmenes de vida, y en ese sentido hay que ver cómo se respeta esa dignidad y ese respeto a la dignidad va a depender del concepto que tengamos del ser del feto humano.

Para un cristiano el feto humano esta destinado o lleva el camino de formar un ser humano.

Anónimo dijo...

Bien, la persona precisa de unos atributos imprescindibles para poder ser llamada persona. Lo que decía en mi último comentario salta a la vista cuando comparamos una persona adulta con un embrión; es claro que son cosas distintas, a una la podemos llamar persona y a la otra no. Eso con independencia de la consideración que nos merezcan y de que, en cualquier caso, el embrión y el feto en crecimiento, serán siempre seres humanos o vida humana. Por eso, a veces, cuando discutimos acerca del aborto, confundimos los límites de su aceptación o no en la frontera “persona”, cuando la frontera debería ser “vida humana”. La discusión debería tener siempre como base o punto de partida la dignidad de la “vida humana”, como ha dicho Gorka en una feliz síntesis, porque hacerlo desde el de persona (o autoconciencia) supone de hecho aceptar los planteamientos abortistas.

Coincido contigo en que Dios es quien puede dar vida a los muertos y llamar a la existencia a lo que no existe y que nos debemos dejar encontrar por Él. Esto debería de estar claro para un creyente, pero repito que no necesariamente sólo para los creyentes. Estoy seguro que si la sociedad fuese bombardeada con mensajes pro-vida del mismo modo en que lo es con mensajes pro-aborto, la situación sería muy diferente. Además, la cobertura legal da mucha tranquilidad de conciencia ¿Te imaginas que en televisión apareciesen programas serios sobre los efectos secundarios del aborto sobre las mujeres, con imágenes de fetos de 24 semanas -¡6 meses!- o, simplemente, que tratasen la cuestión desde TODOS los puntos de vista? Creo que muchos verían el aborto desde otra perspectiva.

Anónimo dijo...

Me parece muy interesante tu intervención, querido Joaquim.

Cuando tienes claro cuanto tú dices, te resulta evidente el respeto a una Vida que -adoptando distintas formas y actuando en distintos momentos- procede y es mantenida por Dios.

Tanta información, tantas estadísticas, tantos grupos de presión y tanta "autonomía" decisoria se te antoja maniquea ante esta realidad, porque por mucho que se piense y decida "en conjunto" sobre estos temas, no se modifica en absoluto la forma de vivir de esa Vida que produce en nosotros frutos de eternidad.