martes, 23 de noviembre de 2010

MI PASADO, SEÑOR, LO CONFÍO A TU MISERICORDIA; MI PRESENTE A TU AMOR; MI FUTURO A TU PROVIDENCIA...

Me ha llegado por correo electrónico esta mañana, y me ha alegrado recibir por fin un correo que me de gusto re-enviar. Se trata de la carta de un sacerdote católico al New York Times, y con su difusión considero que quizá se pueda hacer un poco de contrapeso ante una determinada situación... Al leerlo lo comprenderéis.

Querido hermano y hermana periodista:

Soy un simple sacerdote católico. Me siento feliz y orgulloso de mi vocación. Hace veinte años que vivo en Angola como misionero.

Me causa un gran dolor por el profundo mal que personas, que deberían de ser señales del amor de Dios, sean un puñal en la vida de inocentes. No hay palabra que justifique tales actos. No hay duda que la Iglesia no puede estar, sino del lado de los débiles, de los más indefensos. Por lo tanto todas las medidas que sean tomadas para la protección, prevención de la dignidad de los niños será siempre una prioridad absoluta.

Veo en muchos medios de información, sobre todo en vuestro periódico, la ampliación del tema en forma morbosa, investigando en detalles la vida de algún sacerdote pedófilo. Así aparece uno de una ciudad de USA, de la década del 70, otro en Australia de los años 80 y así de frente, otros casos recientes. ¡Ciertamente todo condenable! Se ven algunas presentaciones periodísticas ponderadas y equilibradas, otras amplificadas, llenas de preconceptos y hasta odio.

¡Es curiosa la poca noticia y desinterés por miles y miles de sacerdotes que se consumen por millones de niños, por los adolescentes y los más desfavorecidos en los cuatro ángulos del mundo!

Pienso que a vuestro medio de información no le interesa que yo haya tenido que transportar, por caminos minados en el año 2002, a muchos niños desnutridos desde Cangumbe a Lwena (Angola), pues ni el gobierno se disponía y las ONG's no estaban autorizadas; que haya tenido que enterrar decenas de pequeños fallecidos entre los desplazados de guerra y los que han retornado; que le hayamos salvado la vida a miles de personas en México mediante el único puesto médico en 90.000 km2, así como con la distribución de alimentos y semillas; que hayamos dado la oportunidad de educación en estos 10 años y escuelas a más de 110.000 niños...

No es de interés que con otros sacerdotes hayamos tenido que socorrer la crisis humanitaria de cerca de 15.000 personas en los acuartelamientos de la guerrilla, después de su rendición, porque no llegaban los alimentos del Gobierno y la ONU. No es noticia que un sacerdote de 75 años, el P. Roberto, por las noches recorra las ciudad de Luanda curando a los chicos de la calle, llevándolos a una casa de acogida, para que se desintoxiquen de la gasolina, que alfabeticen cientos de presos; que otros sacerdotes, como P. Stefano, tengan casas de pasaje para los chicos que son golpeados, maltratados y hasta violentados y buscan un refugio.

Tampoco que Fray Maiato con sus 80 años, pase casa por casa confortando los enfermos y desesperados. No es noticia que más de 60.000 de los 400.000 sacerdotes, y religiosos hayan dejado su tierra y su familia para servir a sus hermanos en una leprosería, en hospitales, campos de refugiados, orfanatos para niños acusados de hechiceros o huérfanos de padres que fallecieron con Sida, en escuelas para los más pobres, en centros de formación profesional, en centros de atención a cero positivos. o sobretodo, en parroquias y misiones dando motivaciones a la gente para vivir y amar.

No es noticia que mi amigo, el P. Marcos Aurelio, por salvar a unos jóvenes durante la guerra en Angola, los haya transportado de Kalulo a Dondo y volviendo a su misión haya sido ametrallado en el camino; que el hermano Francisco, con cinco señoras catequistas, por ir a ayudar a las áreas rurales más recónditas hayan muerto en un accidente en la calle; que decenas de misioneros en Angola hayan muerto por falta de socorro sanitario, por una simple malaria; que otros hayan saltado por los aires, a causa de una mina, visitando a su gente. En el cementerio de Kalulo están las tumbas de los primeros sacerdotes que llegaron a la región.Ninguno pasa los 40 años.
No es noticia acompañar la vida de un Sacerdote "normal" en su día a día, en sus dificultades y alegrías consumiendo sin ruido su vida a favor de la comunidad que sirve.

La verdad es que no procuramos ser noticia, sino simplemente llevar la Buena Noticia, esa noticia que sin ruido comenzó en la noche de Pascua. Hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece.

No pretendo hacer una apología de la Iglesia y de los sacerdotes. El sacerdote no es ni un héroe ni un neurótico. Es un simple hombre, que con su humanidad busca seguir a Jesús y servir sus hermanos. Hay miserias, pobrezas y fragilidades como en cada ser humano; y también belleza y bondad como en cada criatura.

Insistir en forma obsesionada y persecutoria en un tema perdiendo la visión de conjunto crea verdaderamente caricaturas ofensivas del sacerdocio católico en la cual me siento ofendido.

Sólo le pido amigo periodista, busque la Verdad, el Bien y la Belleza.
Eso lo hará noble en su profesión.
En Cristo,
P. Martín Lasarte sdb
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viernes, 16 de julio de 2010

EXTRAÑAS INTERVENCIONES

Quienes con santa paciencia habéis venido interesándoos por la evolución de nuestro blog, os habréis dado cuenta de la existencia de una serie de intervenciones "anónimas" que no eran acordes con el espíritu del mismo. Estas intervenciones se producían siempre sobre un artículo del P. Cantalamessa que me he visto obligada a suprimir.

Pero como el contenido del mismo coincide con la homilía correspondiente al pasado domingo -y puesto que el artículo en cuestión a mí me encantaba- voy de nuevo a reproducirlo, en la confianza de que por ser distinto el enunciado, no sea de nuevo invadido por los mismos indeseados intervenientes.

El artículo en cuestión, dice así:

“Amarás al prójimo como a ti mismo”.

Añadiendo las palabras “como a ti mismo”, Jesús nos ha puesto delante un espejo al que no podemos mentir; nos ha dado una medida infalible para descubrir si amamos o no al prójimo.

Sabemos muy bien, en cada circunstancia, qué significa amarnos a nosotros mismos y qué querríamos que los demás hicieran por nosotros. Jesús no dice, nótese bien: “Lo que el otro te haga, házselo tú a él”. Esto sería aún la ley del talión: “Ojo por ojo, diente por diente”. Dice: lo que tú quisieras que el otro te hiciera házselo tú a él (cf. Mt 7, 12), que es muy distinto.

Jesús consideraba el amor al prójimo como “su mandamiento”, en el que se resume toda la Ley. “Este es el mandamiento mio: que os améis los unos a los otros como yo os he amado” (Jn 15,12). Muchos identifican el entero cristianismo con el precepto del amor al prójimo, y no están del todo desencaminados. Pero debemos intentar ir un poco más allá de la superficie de las cosas. Cuando se habla del amor al prójimo el pensamiento va en seguida a las “obras” de caridad, a las cosas que hay que hacer por el prójimo: darle de comer, de beber, visitarlo; es decir, ayudar al prójimo. Pero esto es un efecto del amor, no es aún el amor. Antes de la beneficiencia viene la benevolencia; antes que hacer el bien, viene el querer.

La caridad debe ser “sin fingimientos”, es decir, sincera (literalmente,“sin hipocresía”) (Rm 12, 9); se debe amar “verdaderamente de corazón” (1 Pe 1,22). Se puede de hecho hacer caridad o limosna por muchos motivos que no tienen nada que ver con el amor: por quedar bien, por parecer benefactores, para ganarse el paraíso, incluso por remordimientos de conciencia. Mucha caridad que hacemos a los países del tercer mundo no está dictada por el amor, sino por el remordimiento. Nos damos cuenta de la diferencia escandalosa que existe entre nosotros y ellos, y nos sentimos en parte responsables de su miseria. ¡Se puede tener poca caridad, también “haciendo caridad”!

Está claro que sería un error fatal contraponer entre sí el amor del corazón y la caridad de los hechos, o refugiarse en las buenas disposiciones interiores hacia los demás, para encontrar una excusa a la propia falta de caridad actual y concreta. Si encuentras a un pobre hambriento y entumecido de frío, decía Santiago, ¿de qué sirve decir “Pobre, vé, calientate, come algo”, pero no le das nada de lo que necesita? “Hijos míos, añade el evangelista Juan, no amemos de palabra ni de boca, sino con obras y según la verdad” (1 Jn, 3,18). No se trata por tanto de subestimar las obras externas de caridad, sino de hacer que éstas tengan su fundamento en un genuino sentimiento de amor y benevolencia.

Esta caridad del corazón o interior es la caridad que todos y siempre podemos ejercer, es universal. No es una caridad que algunos -los ricos y sanos- pueden solamente dar y otros -los pobres y enfermos- pueden solo recibir. Todos podemos hacerla y recibirla. Además es muy concreta. Se trata de empezar a mirar con nuevos ojos las situaciones y las personas con las que vivimos. ¿Con qué ojos? Es sencillo: los ojos con que quisiéramos que Dios nos mirara a nosotros. Ojos de excusa, de benevolencia, de comprensión, de perdón...

Cuando esto sucede, todas las relaciones cambian. Caen, como por milagro, todos los motivos de prevención y hostilidad que nos impedían amar a cierta persona, y ésta empieza a parecernos por lo que es en realidad: una pobre criatura humana que sufre por sus debilidades y límites, como tú, como todos. Es como si la máscara que todos los hombres y las cosas llevan puesta en el rostro cayeran, y la persona nos apareciera como lo que es realmente.

(Yo en esta ocasión me adelanto, para deciros que me ha parecido buenísima. No se vosotr@s lo que opinaréis)
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miércoles, 10 de marzo de 2010

¿VEIS DE LO QUE OS HABLABA?

En la persona de Joaquim, deseo agradecer a tod@s aquell@s que os habéis mantenido fieles a este blog frente a mi propio desaliento, vuestra amabilidad y constancia. Biotz biotzetik, esker'ik asko.
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SEGUIMOS CON EL TEMA DE AYER.

Con los siguientes titulares, “La Congregación para la Doctrina de la Fe evita pronunciarse sobre el libro perseguido en España” y “Monseñor Uriarte ha enviado una nueva carta a los rectores de la editorial para “”hibernar”” la obra mientras se resuelve el asunto”, con fecha de hoy aparece en El Correo un interesante artículo firmado por Pedro Ontoso bajo el epígrafe ROMA QUIERE DAR CARPETAZO AL “CASO PAGOLA” que dice así:

"Más de 250 sacerdotes guipuzcoanos se preguntaban en un escrito las razones de la retirada de la novena edición del libro de José Antonio Pagola, 'Jesús. Aproximación histórica', la que había avalado Juan María Uriarte, y reclamaban conocer de dónde ha partido esa decisión. Curas vizcaínos también han protestado por la «persecución» del teólogo vasco en varios templos de la provincia. La cuestión, en efecto, es espinosa y poliédrica, porque tiene distintas respuestas y no pocos protagonistas y se mueve, además, en varios escenarios.

El trabajo del director del Instituto de Teología y Pastoral de San Sebastián, al que ha dedicado siete años de investigación, salió al mercado en otoño de 2007, saludado por los teólogos como un libro «riguroso y piadoso», como otros tantos de la misma temática. La alarma cundió entre algunos obispos cuando la obra comenzó a venderse como rosquillas y su autor era requerido en numerosos foros para hablar sobre la publicación. Pagola y su libro estaban de moda.

El primero que abrió la caja de los truenos fue el entonces obispo de Tarazona, Demetrio Fernández, que descalificó la obra, tachándola de arriana en comparación con la herejía surgida en el Cristianismo. Enseguida fue secundado por José Rico Pavés, miembro de la Comisión Episcopal Para la Doctrina de la Fe, la que se encarga en España de velar por la ortodoxia doctrinal y a la que también pertenece Fernández, que acusó a Pagola de desfigurar a Jesús. No era un dictamen oficial, pero, viniendo de donde venía, muchos barruntaron lo que se avecinaba. Los arietes contra el libro han sido, además, promocionados. Fernández fue nombrado obispo de Córdoba, y Rico Pavés que aparece en las quinielas episcopales, fue reforzado como secretario de la temida comisión.

El blindaje de Pagola

Para entonces, el libro era ya un auténtico 'bestseller', que, con 8 ediciones, había vendido más de 35.000 ejemplares, mientras se anunciaban traducciones a distintos idiomas. El núcleo más integrista de la Conferencia Episcopal se movilizó para neutralizar tamaña difusión y marcar a fuego a quien un día fuera mano derecha de José María Setién. Una forma de pasar factura a dos de los iconos de la 'rebelde' Iglesia vasca.

Juan María Uriarte reaccionó, por su parte, a toda velocidad para encauzar un conflicto que podría perjudicar su relevo al frente de la diócesis de San Sebastián, cuando en los centros de poder se repetía ya con fuerza el nombre de José María Munilla. Monseñor Uriarte encargó un dictamen pericial sobre la obra a dos cualificados teólogos y a un obispo teólogo. Este último se dijo entonces que fue Fernando Sebastián, ex arzobispo de Pamplona y con gran peso 'político' e influencia en el Episcopado. En cuanto a los primeros, se trata de Santiago Guijarro, que fue vicerrector de la Universidad Pontificia de Salamanca y es catedrático de Nuevo Testamento, y Santiago del Cura, en su día rector de la Facultad de Teología de Burgos, y miembro de la Comisión Teológica Internacional, que asesora al Vaticano en cuestiones doctrinales. Dos biblistas de gran prestigio y de la confianza, tanto de Madrid como de Roma.

Pagola se había avenido, sin presentar batalla, a realizar una «relectura» de su libro y a efectuar algunas modificaciones. Con el peritaje de semejante 'troika teológica', Uriarte se decidió a emitir un 'nihil obstat', un aval que declara que la obra, ya revisada por el autor, no tiene nada contra la fe y las costumbres de la Iglesia, y a otorgar su 'Imprimatur' episcopal a la publicación. Era el 18 de junio de 2008.

Uriarte blindó a Pagola y se cubrió las espaldas, pero no fue suficiente. La Comisión Para la Doctrina de la Fe, de la mano de Rico Pavés y con el respaldo del entonces arzobispo de Valencia, García Gasco, emitió esa misma semana una nota aclaratoria, para algunos «prematura», sobre la primera versión del libro. No era un texto de condena, pero advertía contra la lectura de una obra que resultaba «dañina» para la Iglesia. La nota se hizo pública tras ser sometida a la aprobación del Comité Ejecutivo del Episcopado y de la Permanente, aunque no obtuvo plena unanimidad. Sobre la novena edición no se ha pronunciado de manera oficial.

Con la espada de damocles sobre sus cabezas, Uriarte escribió en septiembre de ese año una carta al superior de los Marianistas, factotum del grupo SM, para congelar 'sine die' la novena edición de la obra, la que llevaba su 'Imprimatur', en espera de que arreciara la borrasca. La editorial PPC, con una larga trayectoria de 55 años e integrada en SM desde 1992, acató la petición de Uriarte y dejó los ejemplares en sus almacenes de Boadilla del Monte. El grupo estaba por entonces bajo la lupa del ala más conservadora del Episcopado, que no le perdonaba su pluralidad editorial. Había publicado el excelente manual 'Descubrir el islam', un libro pionero para propiciar el diálogo interreligioso en las escuelas, y había elaborado, de la mano del filósofo José Antonio Marina, un libro de texto de Educación para la Ciudadanía, en plena guerra entre el Gobierno y la Iglesia.

En las catacumbas

La novena edición del Jesús de Pagola ha permanecido en las catacumbas de la editorial para el mercado español, pero se ha traducido a otros idiomas. La editorial Claret la publicó en catalán. Estados Unidos la está vendiendo en inglés. Portugal, con el beneplácito del obispo de Coimbra, la distribuye en portugués. Está en las librerías italianas. Y el pasado mes de octubre de 2009, la editorial Idatz, del Obispado de San Sebastián, la puso en los escaparates en euskera con una tirada de 1.000 ejemplares.

Es entonces cuando PPC, sin noticias de Uriarte desde hace 11 meses, decide sacar al mercado 5.000 ejemplares de la novena edición, en castellano y con el 'nihil obstat' del obispo emérito de San Sebastián. Apenas dos meses después, la propia editorial envía una breve carta a las librerías religiosas para que retiren los volúmenes que les queden de esta edición, haciéndose cargo del quebranto económico. Por el momento, las librerías no han devuelto casi nada.

La decisión de PPC se ha tomado ante las fuertes presiones que han llegado desde una parte de la jerarquía española. La comisión de la Doctrina de la Fe, que preside el arzobispo de Granada, Javier Martínez ,y cuenta con Rico Pavés como 'número dos', ha estado, al menos hasta ahora, sin levantar el pie del acelerador en este contencioso. Además, existe una tercera carta que monseñor Uriarte habría enviado al superior de los Marianistas, la tercera en todo este largo proceso, para extremar la prudencia dado el delicado momento en el que se encuentra el caso. Una actuación de «diplomacia preventiva» para evitar que la salida al mercado sea interpretada como una provocación.

La presión que se ejerce desde Madrid en Roma parece que no ha tenido el recorrido que esperaban los más recalcitrantes. La Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe tiene el asunto Pagola sobre la mesa, pero lo que verdaderamente quita el sueño a la curia vaticana son los episodios de pederastia o el dossier sobre los Legionarios de Cristo.

De acuerdo con las fuentes consultadas por EL CORREO, la Congregación estaría por dar carpetazo al caso. Su 'número dos', el jesuíta mallorquín Luis Francisco Ladaria, que pasa por ser una persona abierta, estaría esperando un tercer informe sobre el asunto. Sobre los dos anteriores, uno defendía el trabajo de Pagola y el otro era crítico. El dicasterio trata de evitar pronunciarse sobre una cuestión que siempre causaría desgarros. En la Conferencia Episcopal, que publicó una nota aclaratoria sobre el libro, y en monseñor Uriarte, que se mojó con un 'nihil obstat' y sufriría una desautorización sin precedentes en la historia de la Iglesia. Se apuesta por «enfriar» el tema.

Algunos sostienen que se habría optado por una tercera vía: intimidar a la editorial para que retire la edición bendecida por Uriarte, que ahora es lo que más les quema «y no en una lengua minoritaria», y que se les quite las ganas de sacar una décima. De momento, PPC ha recogido velas y ha solicitado los ejemplares de esta novena edición. Pero las bases eclesiales, que parecen dispuestas a dar la batalla -a tenor de la masiva recogida de firmas que se está realizando-, reclaman aclaraciones y piensan en el futuro. La retirada ha proyectado una sombra de sospecha sobre la obra, el autor y el obispo. Y creen que no basta con que Roma no se pronuncie. La cuestión es si finalmente el libro, que se ha colocado el primero en la lista de los más vendidos en Euskadi, se va a seguir comercializando o no."

Espero que os haya interesado, y también que sobre ambos todos opinemos con ánimo constructivo, ¿os parece bien?.
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martes, 9 de marzo de 2010

POR FIDELIDAD A NUESTRA CONCIENCIA

En relación a la noticia recogida por los medios de comunicación del País Vasco sobre la retirada de las librerías del libro de Jose Antonio Pagola “Jesús, una aproximación histórica”, un grupo de creyentes se sienten obligados a expresar fielmente lo que sienten y piensan, solicitando al mismo tiempo y en cierto modo nuestra adhesión.

El artículo, titulado "GRATITUD Y SOLIDARIDAD HACIA JOSE ANTONIO PAGOLA", firmado por Pereira Gonzalez, Mikel y Garcia-Alzorriz Cortina, Rosa (cada un@ con su DNI respectivos) dice así:

"En relación a la noticia recogida por los medios de comunicación sobre la retirada de las librerías del libro de Jose Antonio Pagola “Jesús, una aproximación histórica”, somos much@s l@s creyentes que necesitamos una explicación, y al mismo tiempo nos sentimos obligad@s a expresar fielmente lo que sentimos y pensamos.

Creemos que acciones tan graves como ésta requieren un esclarecimiento oficial. Quienes hayan tomado esta decisión deben tener nombre, rostro y argumentos para justificarla. El autoritarismo y el oscurantismo que envuelven esta decisión restan a la Iglesia credibilidad evangélica y hacen mucho daño a quienes la formamos y la amamos.

Por esa razón, pedimos respetuosa pero firmemente que se nos diga la verdad acerca de este veto a la obra de J. A. Pagola, que desautoriza también expresamente al obispo que le otorgó el “nihil obstat”, D. Juan Maria Uriarte, y por extensión, a los miles y miles de creyentes y no creyentes que hemos sido consolados, iluminados e interpelados por su lectura.

A much@s este libro nos ha ayudado a creer y a querer a Jesús de Nazaret. Nos ha esponjado el corazón y despertado el deseo de ser mejores. Por eso queremos mostrar y hacer público nuestro apoyo y agradecimiento a J. A. Pagola por habernos mostrado el rostro de un Dios Misericordioso apasionadamente enamorado de cada un@ de nosotr@s.

J. A. Pagola no confunde nuestra fe, sino que la alimenta y le da alas. Quienes han dado la orden de retirar su libro de todas las librerías, sin ninguna explicación, sí que nos confunden. Por eso pedimos, una vez más, que se nos informe y se nos diga la verdad de lo que está pasando".

Recordaréis que sobre el libro algo dijimos.

Vaya por delante que a mí me parece un libro interesante que habla de un modo muy enriquecedor de la figura, de la época y del contexto de la vida de Jesús de Nazaret. No sobra su lectura.

Pero quizá la idea entre quienes lo denostan sea, que -sin entrar a valorar el rigor histórico y epistemológico, ni la belleza literaria de cuanto el libro contiene- en el texto no se de el tratamiento conveniente a la figura de Jesús de Nazaret como a la del Cristo, el Hijo único de Dios.

Quizá ni lo pretendiera. Pero de ello hablaremos, si así os lo parece y tras escuchar vuestras intervenciones, en un próximo artículo de opinión.

Os espero.





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