miércoles, 24 de diciembre de 2008

PREGUNTAS "DEL AYER"

Espero que me perdonéis esta prolongada ausencia; pero espero también que me creáis si os digo que os he llevado en todo momento en mi corazón. Trataré de charlar con vosotr@s y contestar a vuestras intervenciones separadamente, pero tendréis que darme un poquito de tiempo para ello...

Leer más...

SE CUMPLEN AÑOS DE ALGO MUY ESPECIAL

Es hoy un día para felicitar y para felicitarnos. Pero lo importante no es preguntarnos sobre cómo o con quién celebraremos la Navidad, sino sobre qué sentido podemos encontrar en aquella celdebración...

Sabemos que hoy celebramos el aniversario del nacimiento del Hijo de Dios: que Dios mismo se nos desvelara, para manifestarnos nuestro destino y su voluntad.

Su Luz brilló en un Portal: una Luz que hoy también vemos brillar en algunos corazones...

A mí me gustaría que nuestros corazones también fueran capaces de contenerla e irradiarla, de manera que entre tod@s y desde nuestros hogares, supiéramos hacer de nuestra convivencia una FELIZ NAVIDAD...

Para vosotr@s y para mí lo desea, con infinito cariño...
... Dorota...
Leer más...

sábado, 13 de diciembre de 2008

LA EMPECINADA

¿Sabéis cuando se duda hasta del significado de las palabras, y aún así no se tiene la más mínima duda del significado y de la actuación de la Palabra de Dios?. Bueno, pues éso me pasa a mí...

Tendría que contaros una truculenta historia de sinsabores para que me comprendierais, pero ciertamente no es eso lo que pretendo.

Lo que pretendo es advertiros, porque son situaciones como ésta que yo estoy pasando las que en ocasiones nos llevan a perder la confianza en el pleno cumplimiento en nosotros y en nuestro entorno de la Palabra de Dios.

Decíamos en el artículo anterior, que en éste hablaríamos de la festividad de la Inmaculada y del tiempo de Adviento. La figura de la Toda Pulcra nos la encontramos más o menos al comienzo: una persona -apenas una niña, que diría Joaquim- que acogiendo la Palabra de Dios en su seno, pudo dárnosla a compartir.

Pienso que la celebración no podía estar mejor colocada, porque el Adviento es un tiempo de esperanza, o -dicho de otro modo- de confianza, de fiarnos “de”, “con” y “en” el cumplimiento de la Palabra de Dios.

Como María, nosotr@s nos preparamos también para acoger esa misma Palabra y poder compartirla. Pero si me lo permitís, yo quería ahora centrarme un poquito más en lo que significa eso de “fiarse de, con y en” el cumplimiento de la Palabra de Dios...

Veréis:

Jesús de Nazaret, ese niñito hijo en el Hijo, es quien hace posible con su encarnación, que nosotr@s seamos capaces de, “fiándonos con Él” -es decir, haciéndonos con Él hijos en el Hijo- y “fiándonos de Él” -es decir, iluminados por su mensaje y confiados en su Palabra-, llegar a compartir y a asimilar por su medio el conocimiento de Dios.

Lo que sucede es que, aún a sabiendas de que ésto es así, nuestros deseos turban nuestra inteligencia, y luchamos hasta la extenuación por hacernos uno, o por hacer nuestr@ quizá, algo que realmente no tiene por qué ser el cumplimiento en nosotr@s de la Palabra de Dios y ésto nos conturba.

Y -según el grado de frustración que experimentemos respecto a lo que teníamos previsto- nos llegamos a frustrar y hasta a agotar, porque era la nuestra una esperanza sin esperanza, es decir, un anhelo no fundado en el cumplimiento en nuestra vida de la Voluntad de Nuestro Padre Dios (que no es otra cosa que lo que supone el cumplimiento de su Palabra, puesto que el Hijo, la Palabra, no es otra cosa que la realidad para nosotros del Amor de Dios).

Entonces es el momento de decir “amén”, querid@s amig@s.

De comprender cuán grandes son los dones que nuestro cansancio no nos permite ver, y de abrir los ojos de nuestra inteligencia a un panorama tal vez distinto, tal vez no deseado, pero que sin duda expande nuestra esperanza una vez depositada “fiándonos en” Aquel para quien nada es imposible, y que, amándonos hasta la locura, nos llama a andar sobre las aguas en pos de su Palabra...
Leer más...

martes, 9 de diciembre de 2008

FRONTERA ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN

Pese a haberlo intentado, parece que mis tiempos no se corresponden exactamente con lo que me había planteado. Las cosas así, estamos ya en la tercera semana de adviento, una semana que ha comenzado con la festividad de la Inmaculada Concepción. Pues bien. Porque las cosas siguen siendo “así”, y mientras continúo trabajando en contestaros y preparando al mismo tiempo una pequeña reflexión sobre ambas realidades -adviento y festividad- os incluyo hoy una interesante entrevista con un jesuita-astrónomo que no dudo merecerá toda vuestra atención.

El año 2009 ha sido declarado por la UNESCO como “Año Internacional de la Astronomía”, en conmemoración del 400 aniversario de las primeras observaciones de Galileo Galilei.

El Observatorio Astronómico Vaticano, más conocido como Specola Vaticana participará también en estas celebraciones. Por el momento, está previsto un Congreso Internacional de relectura histórico-filosófica y teológica sobre el “Caso Galilei”, una “Study Week on Astrobiology” organizada por la Academia Pontificia de las Ciencias, así como una exposición sobre el patrimonio astronómico italiano y vaticano, organizada en colaboración con el Instituto italiano de Astrofísica.

La Specola Vaticana, uno de los observatorios astronómicos más antiguos del mundo, fue fundado por el papa Gregorio XIII en 1578 y desde el principio trabajaron en él astrónomos y matemáticos jesuitas, aunque posteriormente han participado otras órdenes religiosas. Actualmente, la sede está en la residencia papal de Castel Gandolfo.

En 1981, la Specola fundó un segundo centro de investigación, el “Vatican Observatory Research Group” (VORG), en Tucson (Arizona, EE.UU.), en colaboración con la universidad local. En los programas divulgativos de la “Specola” participan astrónomos de todo el mundo.

En 1993 ambas instituciones construyeron el Telescopio Vaticano de Tecnología Avanzada (VATT), en el Monte Graham (Arizona), y en los próximos años el proyecto se completará con la construcción de los telescopios más grandes y sofisticados del mundo, que permitirán llevar adelante una serie de investigaciones astronómicas punteras.

Con este motivo, el director de la Specola, el astrónomo y sacerdote jesuita argentino José Funes, concedió una entrevista a Zenit en la que explica que el diálogo entre la fe y la ciencia “tiene lugar esencialmente en la vida del propio científico”.

-La UNESCO ha declarado el 2009 como Año de la Astronomía, en recuerdo de Ga lileo Galilei. Ante los enormes logros en los últimos años de la ciencia en biología, medicina o física, ¿en qué ha avanzado la astronomía?

José Funes: Ciertamente, la astronomía, desde las primeras observaciones de Galileo, ha conocido un desarrollo tremendo. Galileo, con su pequeño telescopio, ya pudo observar los cráteres de la luna, algunas estrellas de la Vía Láctea, los satélites de Júpiter y las fases de Venus.

Hemos avanzado mucho desde entonces. Basta citar algunos de los descubrimientos más recientes: actualmente, con los modernos telescopios como el Hubble, podemos observar las galaxias más lejanas, a unos 2.000 millones de años luz. Dado que la velocidad de la luz es limitada, lo que en realidad estamos observando es el pasado del universo en estas galaxias, cómo se formaron y desarrollaron.

Esta es una de las fronteras de la astronomía actual. Otra frontera es el estudio de la formación de estrellas y planetas. Sabemos en la actualidad que existen cerca de trescientas estrellas con sistemas planetarios orbitando alrededor. El desafío en este campo es la búsqueda de planetas extrasolares similares a la tierra, porque eso implicaría la posible existencia de vida extraterrestre. Hasta ahora no se ha encontrado.

-¿Es el universo, para los astrónomos en general, "un cosmos" y un libro en el que se puede descubrir a su autor, como dijo recientemente Benedicto XVI a los miembros de la Pontificia Academia de las Ciencias, o más bien entre los científicos se concede crédito a la teoría del "caos"?

José Funes: No, el universo es un cosmos. Hay una cierta racionalidad en el Universo, y esto es lo que los científicos buscan, encontrar esas leyes del universo físico que permitan una explicación de lo que observamos. Esa premisa de que existe una cierta “racionalidad” es compartida por la mayor parte de los astrónomos.

En cualquier caso, esta consideración es propia de los filósofos más que de los científicos. La reflexión sobre el origen de esta racionalidad se sale del campo de la astronomía, aunque haya astrónomos que tengan intereses filosóficos. Pero son campos distintos.

-De alguna manera, el estudio de la evolución del universo forma parte de la “teoría de la evolución” que se aplica también a las especies, en el sentido de entender que en lugar de haber sido creado en un momento concreto y definitivo, la materia ha ido evolucionando hasta su estado actual. En cuanto al universo, se estableció hace décadas como más probable la teoría del “Big Bang”, de la “gran explosión” original. Esa teoría ¿sigue siendo aceptada mayoritariamente? ¿Contradice a la fe?

José Funes: No, no la contradice en absoluto. Hablando como astrónomo, puedo decir que la evolución del Universo es un hecho probado. Aunque hay muchas cosas que aún no comprendemos, es notable que podamos reproducir la historia del Universo hasta cuando éste tenía 10-43 segundos de vida, es decir, en el instante después de haberse creado la materia.

Desde ese momento hasta el presente, podemos explicar cómo se han formado las galaxias, las estrellas y planetas, aunque no sabemos todo y aún quede mucho por investigar Esto muestra también el grado de avance al que ha llegado la humanidad en su comprensión del Universo.

Por tanto, la teoría del “Big Bang” siguen siendo el marco adecuado para entender lo que observ amos, y esta teoría no está en contradicción con los relatos que conocemos de la creación, tanto lo que la Biblia dice como la reflexión teológica que la Iglesia ha hecho posteriormente. La intención del autor sagrado no es dar una explicación científica del origen del Universo, sino religiosa.

-El caso Galileo ha sido puesto siempre como ejemplo de intransigencia de la Iglesia y de incompatibilidad entre ciencia y fe. Hoy, después de cuatro siglos, ese caso ¿sigue siendo paradigmático de esa confrontación o habría que revisarlo?

José Funes: Yo diría que es imposible cerrar el caso en un sentido o en otro, de forma que satisfaga completamente a los distintos autores que han estudiado el caso. Verdaderamente creo que es dificilísimo encontrar una solución que contente a todos.

Habiendo dicho esto, creo que la Iglesia ha tratado de hacerlo lo mejor que podía. El Papa Juan Pablo II formó una Comisión para estudiar con sinceridad los textos y los datos de lo que ocurrió. Las conclusiones se presentaron al Papa en 1998 , este concluyó con mucho acierto que había habido dos problemas en el caso Galileo, un problema de interpretación bíblica y un problema pastoral.

Sobre la primera cuestión, se admite que los descubrimientos de Galileo nos ayudan a entender mejor el texto bíblico, cosa que como dice el Papa, los teólogos de su tiempo no supieron comprender.

Respecto al aspecto pastoral, sí es paradigmático, sobre todo de cara al futuro. La Iglesia se encontró frente a una situación nueva, culturalmente hablando, que le imponía revisar su propio modo de leer la Biblia.

Lo que dijo al respecto Juan Pablo II me pareció muy interesante, pues dio una “regla de oro ” pastoral: por un lado, un pastor debe ser prudente ante las novedades, y por otra, debe tener cierta audacia a la hora de enfrentar problemas nuevos y darles respuesta desde la fe. Porque la tradición teológica es lo suficientemente rica para poder dar respuestas nuevas a situaciones nuevas..

-Por último, ¿qué puede aportar la astronomía al diálogo entre la ciencia y la fe? Y, concretamente, ¿por qué la Iglesia mantiene un observatorio astronómico?

José Funes: La “Specola vaticana” tiene una función importante en el diálogo entre ciencia y fe. Creo que en estos momentos hay una frontera entre la ciencia y la religión, y en esa frontera, la Iglesia debe estar presente.

El gran desafío para los creyentes es saber integrar lo que sabemos del mundo científico con los conocimientos que nos vienen de la fe. Y nuestro papel es éste, tenemos que ayudar al pueblo cristiano a dar una respuesta madura e inteligente que permita integrar ambos conocimientos.

El segundo gran papel que nos toca es el de puente entre la Iglesia y el mundo científico: por un lado, mostrar a los astrónomos lo que la Iglesia piensa, y al mismo tiempo, informar a ésta de los últimos descubrimientos astronómicos. La astronomía es una ciencia que nos ayuda a poner en perspectiva nuestra realidad, lo que somos, en este pequeño planeta, en este universo inmenso.

Para mí, científico y creyente, no existe contradicción entre la fe y la ciencia. Más que hacer muchos discursos o escribir muchas cosas, mi propia vida y la de mis colaboradores testifica que este diálogo es posible.

El hecho de que nosotros publiquemos trabajos científicos en revistas especializadas y que nuestro trabajo se someta al juicio de nuest ros mismos colegas, como cualquier científico, en congresos, conferencias, revistas, etc. significa que somos capaces de hacer ciencia, como el resto de astrónomos. Y por otro lado, somos hombres de fe que seguimos al Santo Padre. Nuestra vida es el mejor argumento.
Leer más...