martes, 29 de julio de 2008

UN CINCO RASPADO

Nos presenta el Prof. Vargas en esta ocasión, una interesante reflexión sobre el futuro de la Filosofía… Veremos a ver lo que como tema de debate da de sí. Éstas son sus palabras, aparecidas en el Diario de Ibiza de ayer:

"A un alumno ibicenco que acaba con notable la selectividad le llaman desde la Universidad en la que quiere matricularse en Ciencias Biológicas. No pasa el corte de la elevada nota requerida: le proponen que se matricule en Filosofía, donde se entra con «un cinco raspado». La impresión de que se trata a la filosofía como una ganga en época de rebajas no es sólo anécdota cuando proviene del reducto del saber que se supone es la universidad.

Me temo que cuando mucha gente oye hablar del «futuro de la filosofía», la imagen que viene a su mente es la un paciente terminal al que sus amigos insisten en hablar de «mañana» y hasta de «la próxima primavera»: es el pronóstico de Josef Pieper, ya en 1985, sobre el posible futuro de la filosofía.

Acusa Pieper a Bacon y Descartes de haber comenzado el proceso de degradación de la filosofía desde que defendieron que la filosofía tiene un objetivo, el de «hacernos señores y posesores de la naturaleza» y que la teoría filosófica debe ser medida por la praxis a la que conduce.

Hegel y Marx acabaron ese proceso hasta convencernos de que la filosofía se había usado para observar el mundo cuando su fin debía ser cambiarlo.

Pero en el proceso de darle utilidad, la filosofía se ha devaluado en la época que vivimos hasta el cinco raspado. Y el enfermo parece ahora en su última agonía.

Hay otro concepto de la Filosofía.

Para los griegos era algo evidente que la filosofía es conocimiento a la búsqueda del fundamento absoluto del mundo.

Ha sido su acomplejado alineamiento como una más de las ciencias especializadas, lo que la ha degradado a la sección de rebajas. El filósofo se ocupa en mantener viva la cuestión del significado último de la realidad, se considera capaz de descubrir respuestas provisionales a esta cuestión, pero nunca la respuesta.

Heidegger advierte de que «es absolutamente y perfectamente adecuado que la filosofía no sirva a propósito alguno»: contra los que la han degradado con su utilización, ve la reflexión sobre la realidad -esto es la filosofía- como una empresa humana con sentido, incluso necesaria, mientras admite su falta de utilidad práctica, rechazando la reivindicación totalitaria de un mundo comercializado.

Categorías como `ganancias´, `viabilidad´, `utilidad´, `eficiencia´ no significan nada en la esfera de la filosofía, una esfera sin embargo indispensable para una existencia verdaderamente humana. Y lo que a primera vista parecen estorbos y dificultades admitidos por necesidad, se convierten en distinción, en privilegio proclamado con derecho.

Ese privilegio se llama libertad: la filosofía por naturaleza es una empresa libre, y por esa razón no sirve a nadie ni a nada.

Esta libertad no se identifica con la falta de interferencia de poderes externos como el Gobierno, sino que es una cualidad interna, una propiedad de la filosofía.

Aristóteles define esa libertad que es exclusiva de la filosofía: la identifica con «lo no práctico». Práctico es todo lo que sirve a un propósito: la filosofía es libre en cuanto no se dirige a ningún propósito fuera de sí misma. Es una empresa que contiene su propio sentido y no necesita la justificación de servir a propósito alguno: es la reflexión sobre el sentido último de la existencia del hombre y el universo.

Nada que se lleve esta temporada, por eso la encontramos en la sección de rebajas.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Por centrar un poco el tema, me gustaría introducir estas tres preguntas:
¿Tiene su objeto la filosofía?
¿Tiene además algún propósito?
¿Cuáles creéis que son?

Anónimo dijo...

ahora mismo no tengo tiempo para responder esas interesantes preguntas...pero sí para decir lo interesante q me ha parecido el articulo!

Anónimo dijo...

Yo creo que la filosofía es libre, como es libre el pensamiento; pero que la filosofía es práctica también porque de sus elaboraciones depende en gran parate la orientación de nuestra conducta

Anónimo dijo...

Yo creo que Alfredo tiene razón, y aunque no necesite servir a proósito alguno, la filosofía está ahí y a nuestro servicio, quiero decir, como algo que nos es necesario. Bueno, eso es al menos lo que creo yo.

Anónimo dijo...

A mi me parece que la filosofía tiene como objetivo el “hacernos señores y posesores” –como dirían Bacón y Descartes- no sólo de la naturaleza, sino de nosotr@s mism@s además, y pienso también que una u otra formulación filosófica puede ser valorada en función de la praxis a la que conduzca.

Por lo demás, toda categoría coge dentro de la filosofía y es ordenable dentro de su ejercicio, lo que supone la existencia de una ordenación, de un rango de ordenación, y de una mayor o menor aproximación a ella, que viene determinada por el reconocimiento o no de la verdad por parte de quien “sofea”...

Como tú decías, Alfredo, yo también creo que la filosofía es tan libre como el pensamiento, y que no sólo nos es necesaria -como dices tú, Bea- sino que además, y en la medida en que seamos coherentes con ella, subyace a nuestra conducta.

No se a vosotros lo que os parecerá