sábado, 12 de julio de 2008

LA LLAMADA

Recuerdo la conversación perfectamente. Comencé diciéndote que tu llamada no me constaba, pero que sabía que allí estarías porque una persona muy amable me dio tu recado. Te adelanté, además, que a mí no me gustaba que me mandaran, y que si estaba allí era por mi propia voluntad...

Ahora también lo estoy...


Lo encantador de Tí es que desconozco tu secreto. Desconozco el modo en que me haces sentir tan bien.

La cuestión es que cuando me miro con tus ojos, me se realmente amable porque -aunque poco valgo- Tú te has fijado en mí...
... y es tan grande lo que contigo siento,
... que intuyo mi presente y mi futuro engrandecidos, siempre que Tú estés animando mi sentir...
Creo que contigo siento verdadero Amor...

Un Amor contagioso que me sugiere mirarlo todo con cordialidad.

No siento exigencias, sino dadivosidad, y es tan deseable mi situación, que sería una pena no compartirla, puesto que el hacerlo seguro que me haría más feliz.

Podríamos hablar de Tí, y unidos seríamos más: más a amar, y más amándonos...

¿Tú tendrías inconveniente en que nos conociéramos?...

Pienso que no, pero creo que -para que fuéramos muchos y sobre todo en el primer encuentro- tendríamos que salvar la pequeña barrera de la oposición a ser mandados, y sustituirla por la confianza en tu Amor...

Si quieres, yo con los míos podríamos hacer de pregoneros ante quienes aún no son conscientes de haber recibido tu llamada. Seguro que les estará pasando lo que a mí.

Perdonad que me ponga la primera, y perdonad que comience ahora mismo, ¡pero es que soy la primera convencida de que contigo se es tan feliz!…

No hay comentarios: