miércoles, 26 de noviembre de 2008

DIÁLOGO ENTRE DOS

Me he encontrado en el apartado de Turno de Preguntas y al mismo tiempo, un diálogo muy sugerente establecido entre Hola y Joaquim... Éste es:

22 comentarios:

Anónimo dijo...

¿se necesita demostrar la existencia de Dios?

Por más que lo pienso, más innecesario me resulta el empeño en demostrar su existencia.
Pensándolo bien, por supuesto que si fuera algo irrefutable (y lo digo porque creo que no lo es), la fe no merecería ningún reconocimiento por parte de nadie. Sencillamente se compartiría, como la plena convicción de que el sol saldrá hoy, como también lo hará mañana. Yo creo que en general, estamos todos de acuerdo en esto.

Por otro lado, ¿merece acaso la pena demostrar su inexistencia?
En mi opinión, tampoco.
No merece la pena dedicarle ni un minuto, dicho esto en líneas generales. Y digo en líneas generales porque viendo un vídeo que recomendaba un amigo (saludos de paso a Tio Petrus, el vídeo era este: http://www.overstream.net/view.php?oid=e1mpnva4lurl>), he recordado los límites de la libertad de fe.

La fe debe confrontarse con la realidad en la medida en la que interviene en aspectos fundamentales del progreso, como por ejemplo el conocimiento (para qué recordar la cantidad de ejemplos perniciosos, incluso vigentes, como las capacidades sanadoras de cierto agua, o el rezo), o las libertades personales (a casarse o divorciarse por ejemplo, por lo civil o por el rito zulú, que para eso tienen su propia fe).

Ahí si tenemos un aspecto molesto de la forma de “gestionar” la fe por parte de muchos creyentes: “Nosotros sí, el resto se equivoca”. “La fe es el origen de la moral”. “Los no creyentes se encontrarán con Dios tarde o temprano, y entonces harán el ridículo”.

Lamentablemente, en estos aspectos si es necesario enfrentarse a la fe. Tengan ustedes la fe que quieran (con suerte, existirá un Dios, y será exactamente tal y como se lo imaginan!) , pero dejen en paz al resto. Al fin y al cabo, demostrable o no, se puede “no tener la necesidad vital de la experiencia de Dios”, a pesar de la opinión de muchos de que se trata de una vida que no puede ser plena (por otro lado, pensamiento extrapolable a los que nunca hayan “….”.- escribir ahí lo que mejor os parezca).

Seguramente crean que su fe es inofensiva, de manera que les invito a pensar en otras creencias, que seguro que alguna otra les recordará a lo que comento.

Bueno, esto era todo, realmente no es una pregunta, lo sé…

Saludos

Anónimo dijo...

Cordialmente Hola, te equivocas de cabo a rabo. Ahora tengo que salir pitando, pero tienes que intentar ver las cosas desde el lado bueno. La fe puede llegar a ser una fuerza muy creativa y no te quepa duda que hay muchos que la viven de forma muy distinta a como la presentas. Yo vengo de donde tu estás.

Otro saludo

Anónimo dijo...

Hola a todos.

A mi me da un poco risa el tema de las demostraciones de la existencia de Dios. De hecho, me parece increíble que durante siglos los filósofos no se han ruborizado ante tamañas demostraciones. Hace falta tener un concepto retorcido de la palabra demostración.

Estamos hablando de filosofía, puesto que esto nada tiene que ver con la fe. De hecho, la presunta demostración de la existencia de Dios equivaldría a la muerte de la fe, que supongo es algo que ningún creyente quiere. He dicho "creyente", lo cual indica precisamente que creen en algo que no pueden demostrar. Nadie es creyente en el teorema de Pitágoras, o en el último teorema de Fermat. Me gustaría saber porqué, al parecer de Joaquim Hola está equivocado de cabo a rabo. Me parece muy coherente lo que dice.

Establecer unas bases firmes de convivencia entre todos es difícil, pero si se pretende realizar en base a creencias indemostrables, estamos perdidos todos. Y todos sabemos que comportamientos del tipo "los demás están equivocados, yo tengo razón" son ubicuos desde posiciones de fe. De hecho, son comportamientos imprescindibles para ser "un hombre de fe". ¿Qué otra posición cabe esperar de alguien que abraza una religión de entre cientos de ellas, todas mutuamente excluyentes? (1)

Saludos cordiales a todos.

JML

(1) Que las creencias son mutuamente excluyentes no es cuestión de fe, es cuestión de historiografía, perspectiva y lógica. Incluso dentro del cristianismo todas las opciones son mutuamente incompatibles.

Anónimo dijo...

La verdad es que no sé muy bien cómo empezar, no sé si podré estar a la altura de vuestras necesidades espirituales (je, je). En fin, me parece que enfocáis la cuestión desde argumentos un poco gastados. En lo que atañe a la demostración científica de la existencia de Dios hace días que ya estamos de acuerdo, así que no vamos a abundar en una cuestión que tenemos cerrada.

En lo que no puedo estar de ningún modo de acuerdo es que la fe sea algo contrario a la realidad o que esté en confrontación con ella ¿con qué realidad? ¿con la lucha contra el cáncer? ¿con los viajes interplanetarios? ¿con los dibujos animados? Mirad, el General de la Compañía de Jesús, Adolfo Nicolás, dice (y estoy de acuerdo con él), que a Jesús se le ha presentado demasiado a menudo como Verdad y tendríamos que presentarlo como Camino.

Los dogmas carecen de utilidad en sí mismos si no pueden convertirse en praxis socialmente útil y eso es precisamente lo que es la religión de la que formo parte; el cristianismo es esencialmente ortopraxis antes que ortodoxia. Más hoy cuando el Concilio de Trento ha sido arrinconado definitivamente por el Vaticano II. La fe no es poner carita de ángel y recitar piadosamente el credo. Y leyendo el Nuevo Testamento uno no acierta a ver excesivos dogmas; Jesús, que no estaba en contra de los de su tiempo, apuesta claramente por trascenderlos y poner el acento en el lado ético (él no era el único, todo hay que decirlo).

Además, de qué fe estáis hablando. Sinceramente, no acabo de reconocerme en vuestra síntesis del creyente. Que la Iglesia tiene defectos hace tiempo que lo sabemos, pero la Iglesia y la fe no son conceptos igualables y me parece (si me equivoco me lo decís) que estáis haciendo más una crítica a la Iglesia institucional y a sus representantes que a la fe. Repito, de qué fe habláis, ¿de la de los del Opus Dei?, ¿ de la de los religiosos que trabajan en África entre personas que ni son cristianas, o en las favelas brasileñas?, ¿de la de los lefevrianos?, ¿de la de los liberacionistas? ¿de la de los aperturistas, la de los tradicionalistas? ¿de la de los jesuitas, la de los místicos? Dentro de mi iglesia, la romana, aparte de muchos defectos que detesto profundamente, hay muchas sensibilidades y maneras de vivir la fe, unas me gustan y otras no. Unas son más razonables (a mi modo de ver) y otras cerriles y fundamentalistas, pero eso también ocurre en el Partido Socialista Obrero Andaluz y en la Asociación Gastronómica de Pernambuco. Y son todas esas sensibilidades las que conforman un conjunto de enorme riqueza que no queda perfeccionado si no le sumamos también los protestantes, los anglicanos y los ortodoxos, y los caldeos y los coptos, y los armenios…

No Jesús Mª, no son excluyentes las creencias, son complementarias (a pesar de la historiografía). Si las personas nos matamos entre nosotras no es por culpa de las religiones, es por culpa del miedo. “En un contexto como el nuestro en que Dios está ausente de la vida intelectual o es tratado como el culpable de todos los males que padece la humanidad hay aún posibilidades para un discurso racional sobre Dios, para que la potencia de la razón se trascienda y acerque a Dios (…). Contra las utilizaciones de Dios y los abusos que se cometen en su nombre, hay que recordar que Dios está siempre más allá de los ídolos, que Dios es Dios y no una pura proyección humana en busca de intereses creados, que Dios no es propiedad de nadie, de ningún grupo ni iglesia, ni de ninguna religión, porque lo trasciende todo” (Thomas Rentsch). Esto es fruto de una fe muy positiva.

Y todo esto no es para convenceros de nada, vade retro (en serio, defiendo a muerte vuestra libertad de pensamiento), es sólo un intento de mostraros la cara oculta (y luminosa) de la fe; que esa suficiencia positivista con la que metéis todo en un mismo saco, en una especie de totum revolutum, es limitadora; que no deis las cosas por hechas; que Rouco Varela es sólo una persona y también se equivoca.

Ahora bien, a mí no me pidáis respuestas porque no las tengo, no sirvo como pastor de almas.

Un saludo piadoso,


PD.: Dorota se debe estar revolcando de risa.

Anónimo dijo...

Saludos por adelantado Joaquim,

Primero advertir que mi postura no es de una “suficiencia positivista”, quizá debí avisar desde el principio que me disponía a generalizar un poco, y generalizar es generalizar.

Si tuviera que resumir en una frase mi artículo, sería algo parecido a lo que dices, y estamos de acuerdo en eso, si me permites matizarlo un poco: la fe presenta infinidad de sensibilidades, casi tantas como de insensibilidades.

Pero en general, sí opino que la fe solo es inofensiva cuando deja en paz a los demás, y esto es algo que no hace.

En cuanto a su racionalidad, existe la posibilidad de elaborar un discurso racional sobre Dios, pero tampoco es la norma. Lo mismo se puede decir de su relación con la realidad. La fe esconde autenticas estafas a las que nadie quiere poner nombre (tu no crees en muchas de ellas, pero mucha gente sí, y su fe les respalda: tenemos desde agua sanadora, a sabanas milagrosas, a pensar que el sexo femenino no puede ejercer el magisterio, o no puede estudiar, o etc, etc, etc…). Puede parecer que estoy pensando en Roma, pero solo lo parece porque la vemos muy cerca, pero me refiero a la fe en general, adquiera la forma que adquiera.

En esa línea, distintas religiones establecen distintos discursos igualmente racionales, superando sin problemas la aparente paradoja. Aunque yo también opino, como JML, que las religiones (aunque deberíamos decir la fe que las sustentan) no son complementarias, sino excluyentes, una vez más, en la mayoría de los casos.

Y por finalizar por el principio, a mí también me parece cerrado el tema de la demostración de Dios, mi primer comentario no era realmente una pregunta, más allá de la que le daba título: ¿se necesita demostrar la existencia de Dios?

Y ya que estamos acabando, vuelvo a saludar.
Saludos a todos.

Anónimo dijo...

La irracionalidad no es territorio exclusivo de la fe o la religión. Desde posturas no confesionales se ha atizado la irracionalidad tanto o más que desde posiciones creyentes. Te repito que haces de la parte (la mala) el todo. A mí no se me ocurriría decir que la democracia es mala en sí porque a veces encumbra a verdaderos idiotas o porque incluso se puede convertir en fascismo, o cargarme el laicismo porque tiene una vertiente esotérica. Creo que podrías sorprenderte positivamente si te acercaras a la sustancia del hecho religioso de una manera generosa y abierta, pero lleva tiempo.Yo lo hice sólo para intentar "comprender" algo que me quedaba muy lejano y que me parecía antiguo y casi fuera del tiempo.Ahí estamos.

Buen viernes

Anónimo dijo...

Oh, no te preocupes, no he querido decir que la fe sea mala en sí. Sus consecuencias pueden serlo, pero tanto como pueden ser positivas.
En general, demostración o no del hecho religioso me parece una pérdida de tiempo, salvo en determinados aspectos de la fe. Muchos de ellos no deberían de ser tan respetables como son, por el mero de hecho de provenir de la fe.
Saludos

Anónimo dijo...

¿Cuáles? Así vamos acotando.

Anónimo dijo...

Hola, amigos.

Joaquim, me parece raro que hables de complementariedad de religiones.¿Es El Corán complementario de la Biblia?

¿Es el Bhagavad Gita complementario de ambos? ¿Cómo podría ser así si son mutuamente contradictorios?

Realmente Bin Laden no ha inventado nada. Toda su actuación entra dentro del mismo. He discutido mucho de esto con mucha gente, pero eran discusiones estériles: mis interlocutores (a diferencia mía)nunca habían leído El Corán...

Si Pedrito dice "A" y Juanito dice "no A", buscar la complementariedad entre las locuciones de ambos es un ejercicio asombroso; a no ser que por complementariedad entendamos el hecho (cierto) de que entre Pedrito y Juanito agotan las posibilidades.

Desde la lógica más laxa, sólo veo dos posibilidades: o despojamos de cualquier presunto contenido de verdad a los textos sagrados; o los consideramos mutuamente incompatibles. En el primer caso, ninguno es cierto; en el segundo a lo sumo uno, que evidentemente será el mío. Y ya la tenemos liada otra vez...

Saludos y buen finde.

JML

Anónimo dijo...

El escenario que me planteas entre Pedrito y Juanito, JML, no me hace excesivamente feliz. Es el escenario que tenemos que evitar. El diálogo entre religiones nunca se planteará en esos términos, porque no sería diálogo. Yo sé que mi religión es absolutamente verdad, pero también sé que las otras atesoran también un buen componente de verdad entendida, como he dicho antes, como camino no como punto de llegada. Además, mi religión (el judaísmo también) tiene la gran ventaja de que ha sido puesta del derecho y del revés varias veces y podemos quitarle el polvo que nos emborrona la vista. El Islam, que no ha tenido ni Ilustración ni Revolución Francesa ni Americana, lleva quizás más acusadamente el germen de la intolerancia impreso en su adn y no sabemos bien bien a qué nos referimos cuando lo designamos dado el cachondeo de corrientes e interpretaciones mil que hay en su seno.

En el terreno al que me llevas no me sirve de nada decir que fulano es dios y que mengano no es profeta ni sello de nada sino un estafador de medio pelo. ¿De qué me sirve? Absolutamente de nada. Podría acercarme al judaísmo, al hinduismo o a cualquier religión que me ofrezca un camino de perfección, pero no me apetece. Me quedo con la que tengo, que me ofrece todo lo que necesito. Sé, ahora puedo decir que de verdad lo sé, que se halla aderezada con ornamentos que son falsos de toda falsedad, pero también sé que afronta los grandes misterios de la vida de una forma única, la más hermosa que pueda haber. Nos interpela directamente a través de los siglos para que descubramos en qué consiste ser hijos de Dios.

Anónimo dijo...

¡Viva Cristo Rey!

Anónimo dijo...

Así es, querido Hola: la fe, por irrefutable, puede compartirse.

Pero la fe, amén de ser irrefutable, es adquirible, y quienes la tenemos, sabedores de su virtualidad, nos esforzamos -por bien de los demás- en compartirla, para que otros la puedan adquirir.

También estoy de acuerdo contigo en que -si alguien no cree que exista- no le merezca la pena demostrar su inexistencia.

El vídeo lo veré con interés en otro momento (ahora mismo me dice que no se puede mostrar). Pero de entrada te diré que me resultan curiosas las reflexiones que te ha provocado.

Lo que dices me parece exacto: “La fe debe confrontarse con la realidad (¿?) en la medida en la que interviene en aspectos fundamentales del progreso, como por ejemplo el conocimiento () o las libertades personales ()”.

Ya te digo: completamente de acuerdo contigo, siempre que te refieras al conocimiento de la totalidad de lo real (es decir, incluyendo las realidades no visibles); al progreso integral del ser humano (es decir, incluyendo el progreso de su dimensión espiritual) y al desarrollo de su libertad personal (es decir, de la capacidad de determinarse conforme a fines), encaminado todo ello a su plena realización personal.

Pero me temo que son dimensiones y motivaciones diferentes a las que tú planteas...

En cuanto a que la fe sea el origen de la moral, creo que así es pero “en cierto modo”.

Verás: la fe es una virtud teologal por medio de la que, tras la manifestación que Dios hace de Sí mismo y tras ser nuestra naturaleza elevada por efecto de la Gracia, llegamos a conocer por encima de nuestras capacidades el ser de Dios y su bondad ontológica.

Con las mismas características y a través de la virtud de la esperanza, nuestro conocimiento se perfecciona de tal modo que llegamos a concebir a Dios como nuestro Fin Último, y por medio por último de la virtud de la caridad, llegan a perfeccionarse en nosotr@s lo que Sto. Tomás llamaba el “doble momento de la voluntad”, es decir, nuestra capacidad de optar por Dios y de actuar tendiendo a Él en consecuencia (todo ello y como venimos diciendo, por encima de nuestras naturales capacidades).

Ésto lo relacionaríamos con el comportamiento moral en el sentido de que, perfeccionando nuestro actuar en base a la adquisición de las tres virtudes teologales y movidos por Gracia, nuestra actuación llegaría a ser proclive y coherente con la Ley Moral Natural, en contraste con la cual decimos que un comportamiento es o no moralmente aceptable.

Siento muchísimo tener que andar “a retazos”, pero me temo que de momento y por mi espalda, os he de dejar...

Luego sigo (dentro de unas horitas, espero), no sin decir que me ha encantado la primera de tus interenciones, querido Joaquim.

Anónimo dijo...

Mi querido Anónimo: L@s cristian@s no hablamos de la demostración empírica de algo, sino de algo que consideramos contrastado y que sabemos de una riqueza compartible.

Si de algún modo pudiera considerarse demostrable, sería comprobando sus efectos en nosotros mismos, o en otros seres personales en quienes pudieran observarse esos efectos de un modo tangible.

¿Que si tiene que ver la filosofía con la fe?...

¡Pues yo diría que sí, puesto que considero la fe no sólo pensable, sino también defendible y razonable!...

Otra cosita: los creyentes lo somos no porque seamos “crédulos”, sino porque “confiamos” en la Palabra y porque nos damos cuenta además de sus efectos sobre nosotr@s cuando la acogemos sinceramente en nuestro corazón.

Y en cuanto a las bases de la convivencia, te diré que considero que han de ser en todo caso las convenientes al bien de la sociedad, pero es que es éso lo que se deduce precisamente de la aplicación individual y colectiva de los principios de la Ley Moral Natural, ¿no lo creéis así?.

De ella podríamos hablar con un espíritu integrador cuantas personas buscáramos sin miedo a Dios, puesto que sus dictámenes los tenemos tod@s grabados en nuestra conciencia.

Dejo otra vez aquí un debate que me está resultando interesantísimo...

Anónimo dijo...

Un saludo desde Lourdes. Te traigo una botellita de agua milagrosa?

Un recuerdo para JML tambien, puesto que tanto le gusta este lugar.

Anónimo dijo...

Dorota, la fe no es irrefutable, es indemostrable, que no es lo mismo. Por el camino muchos tipos de fe han sido refutados. Otros tipos de fe, puede que no lleguemos nunca a verlos refutados, pero seguro que nunca los veremos demostrados. Siendo esto así por simple definición, ya adivinareis que no me preocupa lo más mínimo.

¿Por qué os resulta tan chocante la expresión confrontarse con la realidad?
Mi argumentación inicial lo era en términos generales, pero si queréis que nos centremos en casos concretos, y a ser posible de nuestra cultura, casi me vería obligado a repetir artículos ya debatidos en este mismo blog, como por ejemplo:
.- Elección o rechazo de profesores de religión.
.- Supercherías y timos con todas las letras basados en supersticiones (ídolos, símbolos, estampitas y agua incluida) (saludos a nuestro enviado especial a Lourdes por cierto).
.- Símbolos religiosos en escuelas públicas, instituciones, etc. en un país aconfesional.
.- el rezo y sus extrañas derivaciones, como las monjas de clausura.
.- el condón en el mundo africano (ya que estamos en el día mundial del SIDA), en mi opinión alguno que otro debería ser procesado por incitar al genocidio (siendo un poquito vehemente, por supuesto…)
.- etc.

No sé por cual querréis empezar, si es que no os parece que los árboles distraerán en el bosque, pero creo que todos ellos disfrutan de un respeto a la fe fuera de su ámbito que no se merecen.

Si de verdad se cree en el rezo, me parece perfecto, pero estamos hablando de un ámbito de la fe perfectamente refutable. Hasta el momento, todos los intentos de zanjar el asunto, lo han zanjado, concluyendo que el rezo no tiene ningún efecto más allá del placebo. Siendo esto así, el caso de las monjas de clausura me parece una opción totalmente comparable a las actuaciones típicas de una secta cualquiera.

Saludos desde un lunes cualquiera.

Anónimo dijo...

Has estado brillante en tu segunda intervención, querido Joaquim...
Exactamente con tu mismo espíritu ante la última afirmación de JML, transcribo a continuación las palabras del cardenal Tourán, quien al respecto nos dice lo siguiente:

No se trata de “negociar” sino de “conocerse” mutuamente

El diálogo interreligioso es un riesgo que hoy es necesario correr, que la sociedad entera necesita y que para los católicos puede consistir una gracia.

El riesgo que existe en este diálogo es "el de caer en el sincretismo", aunque",este riesgo es "relativo" si "cada creyente ejercita su razón en profundizar en su propia fe para dar cuenta de ella” explicó. Pero también puede ser una gracia, porque "pone a los creyentes en permanente estado de vigilancia espiritual, obliga a ser coherente y testigo", añadió.

El diálogo interreligioso supone un desafío particular para los cristianos, según el cardenal porque "presenta el problema de cómo conciliar nuestra fe en Cristo como único mediador, con el aprecio de los valores positivos que encontramos en otras religiones".

En todo ser humano "está la luz de Cristo, y en consecuencia, todo lo positivo que existe en las religiones no es tiniebla" sino que "participa de la gran luz que brilla sobre todas las luces".

Este diálogo, que "no es entre religiones sino entre hombres religiosos", tiene cuatro aspectos distintos: el diálogo de la vida, por el que los creyentes comparten alegrías y pruebas; el de las obras, por el que colaboran en el bienestar de todos; el teológico, cuando es posible un intercambio entre las herencias religiosas (caso del judaísmo, por ejemplo); y el espiritual, que pone a disposición del otro la propia vida de oración.

En resumen, explicó el diálogo "es la búsqueda de comprensión entre dos sujetos, con ayuda de la razón, de cara a una interpretación común de su acuerdo o desacuerdo".

"No se trata de ser amable para agradar al otro, ni de una negociación diplomática, sino de, sin renunciar a la propia fe, dejarse interpelar por las convicciones del otro. No se trata obviamente de buscar una religión universal, o un mínimo denominador común entre todas las religiones".

"Se trata de reconocer que Dios está presente y opera en el alma de quien lo busca con sinceridad", añadió.

Necesidad del diálogo

El cardenal Tauran explicó que, contrariamente a la famosa tesis del filosofo Huntington sobre el choque de civilizaciones, la necesidad del diálogo parte de la "realidad multirreligiosa y multiétnica actual".

"No existe una civilización religiosamente pura, sino civilizaciones complejas que se transforman con un proceso permanente de interacción", explicó.

Además, añadió, "Dios ha vuelto a nuestras sociedades. Nunca se había hablado tanto de religión como ahora". En este sentido, hizo suya la afirmación del presidente francés Sarkozy, de que la sociedad del siglo XXI "está marcada por dos preocupaciones, la ambiental y la religiosa".

En este sentido, el cardenal reconoció que la necesidad del diálogo interreligioso se ha puesto de manifiesto gracias a los musulmanes.

"Son los musulmanes los que, en Europa, convertidos en una minoría significativa, han pedido espacio para Dios en la sociedad", admitió.
Una segunda causa del diálogo es que hoy las religiones "se perciben como un peligro".

"Las religiones son capaces de lo mejor y de lo peor. Pueden ponerse al servicio de un proyecto de santidad o de alienación. Pueden predicar la paz o la guerra. De ahí la necesidad de conjugar fe y razón, pues ir contra la razón, en realidad, es ir contra Dios", añadió.

El diálogo, además, puede hacer un "gran servicio a la sociedad" pues "los creyentes están llamados también a contribuir al bien común, a una solidaridad auténtica, a la superación de las crisis, al diálogo intercultural".

Las autoridades deberían "favorecer el diálogo entre las religiones", y a tomas de ellas los valores "susceptibles de contribuir al bien común de los ciudadanos", para que éstos "no sean esclavos de las modas, del consumismo y del beneficio".

Hasta aquí estas palabras a las que me sumo...

A tí, querido Hola, te coloco a la cola con tu última intervención, ¿vale?...

Anónimo dijo...

Saludos, después de 1.200 Km. por carretera. Ayer estaba en un restaurante de Lourdes y me tropecé con un ordenador conectado a internet, por lo que me abalancé sobre él y os dejé el saludo, pero los teclados franceses son horrorosos y me estaban esperando por lo que no pude escribir gran cosa.

Lourdes es un pueblito gris y feíllo que no parece que tenga gran cosa que ofrecer. El recinto de la gruta de Bernadette tampoco es nada del otro mundo: la basílica de la Inmaculada Concepción es una cima del gusto kistch, pero tuvimos la suerte de asistir allí a una misa rociera organizada por unas cofradías de Zaragoza y Portugalete. Fue el toque "simpático".

Debajo de esta basílica se encuentra la de Pío X, que da unas vibraciones mucho mejores. De lo mejorcito de allí.

Había muy poca gente en Lourdes por lo que pudimos desenvolvernos con toda comodidad, aunque no pudimos asistir a ninguna exhibición de fervor piadoso desenfrenado. Todo estaba muy contenido.

De todos modos estos lugares son rarillos porque, aunque no se quiera (y no sé del todo si no se quiere) la frontera con la idolatría es muy difusa. Al final, en este parque temático religioso, se acaba un poco con una ligera sensación de hartazgo piadoso y pensando... ¡la que ha liado Bernadette!

De todas maneras, ha sido un fin de semana estupendo, con jacuzzi incluido, y posterior chapuzón en piscina no climatizada (le calculamos unos 12 o 13 grados). Muy tonificante.

Desde Bilbao está a tiro de piedra; me parece que unos largos en una piscina de agua milagrosa te vendría de miedo en tus circunstancias. Yo me lo pensaría.

Anónimo dijo...

Perdón, cuando he citado la basílica de Pío X quería referirme a la Basílica de Nuestra Señora del Rosario.

Anónimo dijo...

Te devuelvo los saludos, Joaquim.
efectivamente, ese lugar me chifla.

JML

Anónimo dijo...

Hola (vale tanto como saludo como interpelación):

Estoy en contra de que a los profesores de religión se les maree por “un quítame allá esas pajas”. En serio.
Estoy en contra de las supercherías y timos.
Creo que la escuela pública es un espacio en el que no deberían imponerse creencias.
El rezo… comprendo que no te haga ni fu ni fa. Además, el placebo funciona tan bien como cualquier medicina o, a veces, incluso mejor, mira sino alguno de los casos de Lourdes; cuando menos, visto así, el rezo sería útil.
El condón es profiláctico.
¿Algo más?

Ya ves, estamos bastante de acuerdo (4 de 5), pero para mí nada de eso tiene que ver con la fe y, por tanto, “esa” confrontación con la realidad no me da el más mínimo miedo. Es más, creo que esa confrontación tiene que hacerse para evitar que las almas cándidas sean corrompidas por el pensamiento absurdo. Tal como están las cosas, podríamos tomarnos unos zuritos y unas tapitas sin mayores problemas ¿no te parece?

Saludos desde el miércoles 3 de diciembre de 2008

Anónimo dijo...

Anticristo.
resulta inclreible los comentario que hacen sobre la existencia de dios, que dios, el que sostiene la iglesia catolica?, por favor, ese dios no existe, es muy facil demostrarlo, solo hay que leer la biblia,(que es la palabra de dios), y encontaran todas las inconsistencias y contradicciones para demostrar que ese dios solo existio en la imaginacion de los que escribieron la biblia.

Dorota dijo...

No hay más que un Dios, querido amigo: el Que ha sido, es y será.
El que por amor, para amar y para que nosotros pudiéramos reconocerlo y amarlo, tomó forma humana en la persona de Jesús de Nazaret.

Estando voluntariamente con Él (ya sabes, como los racimos a la vid) porque Él actuó en un determinado sentido en cumplimiento de la voluntad de Dios, y porque nosotros compartimos su humana naturaleza, a través Suyo y mediados nuestros actos, podemos llegar a compartir la Vida de Dios (o la Gracia), y la postrera Resurrección.

Aunque tu nombre me resulta desafortunado para los temas que con nosotros pretendes compartir, te damos como a cada uno, nuestra más cordial bienvenida.

Espero que no pretendas que te llame Anticristo (ES BROMA, pero que conste que no te lo llamaré)